Después de un prolongado bajón, la fortaleza de las exportaciones y una nueva flexibilidad en las relaciones laborales están despejando el camino para una recuperación económica sostenida en Alemania y otras partes de Europa.
Las razones quedan en evidencia en este pequeño pueblo de origen medieval, donde un fabricante de válvulas acaba de hacer algo inusitado en los últimos cinco años en Alemania: abrir una nueva fábrica.
El año pasado, HAWE Hydraulics todavía formaba parte de las empresas alemanas que trasladaban su producción a países con bajos costos laborales. En 2005, esta compañía familiar de tamaño mediano, abrió una fábrica en Bangalore, India, argumentando que los ahorros de costos eran demasiado grandes para pasarlos por alto. «No podemos darnos el lujo de ponernos románticos acerca de la ubicación», dijo el presidente ejecutivo, Karl Haeusgen, nieto del fundador.
Pero ahora HAWE ha decidido volver a invertir en casa. Para evitar la pérdida de empleos, los trabajadores firmaron nuevos contratos con Haeusgen que incluyen turnos sabatinos, jornadas flexibles y participación en las utilidades, en vez de bonos de monto fijo. Estos cambios justificaron la decisión de construir la nueva fábrica en suelo germano.
No fue fácil convencer a una fuerza laboral acostumbrada a trabajar 35 horas durante cinco días a la semana de aceptar una jornada más larga y con menos sueldo. Joself Olasz, presidente del sindicato que representó a los trabajadores en las negociaciones, presentó su renuncia, acusado de ser muy complaciente con la gerencia. «Salvamos empleos», se defiende Olasz.
Con una expansión proyectada de 2,2%, la zona del euro se apresta a registrar su crecimiento económico más sólido desde 2000. Como el crecimiento de Estados Unidos parece perder impulso, el repunte europeo podría prevenir una desaceleración global.
Se espera que el alza del empleo en Alemania también aumente el consumo interno. Alemania es la mayor economía de Europa y, hasta ahora, la que padecía el estancamiento más severo. Pero el país ha sido líder en la creación de una sólida industria exportadora y en la reestructuración corporativa, lo que finalmente ha derivado en la creación de empleos.
El largo declive económico europeo fortaleció la posición de las empresas en sus negociaciones con los trabajadores. Los gobiernos de la región se han resistido a reformar legislaciones favorables a los trabajadores por temor a ser castigados en las urnas. Esto desaceleró la
creación de empleos a medida que las compañías transferían operaciones a países con costos más bajos. El alto desempleo deprimió el consumo interno y todo esto desembocó en que el crecimiento económico de los últimos cinco años se limitara a un promedio de 1,4% en los 12 países que utilizan la moneda común.
Paralelamente, la fuerte expansión de la economía global creó nuevas oportunidades para las exportaciones europeas, lo que robusteció las ganancias. Pero las empresas insistieron en optimizar sus operaciones y eliminar costos para competir mejor en el mercado global.
Las empresas alemanas han llevado la delantera a la hora de reestructurar sus operaciones dentro de las estrictas leyes laborales imperantes en Europa. Ahora presionan a sus empleados para que trabajen más horas y en horarios más flexibles, renunciando a aumentos salariales. ¿Su arma negociadora? La amenaza de trasladar empleos al extranjero. Esta nueva realidad ha renovado el atractivo de operar en Alemania, estimulando la inversión local y la creación de empleos.
Según datos de la Cámara Alemana de la Industria y el Comercio, un 16% de las empresas alemanas asegura que este año contratará a más personal, un alza de 10% frente a 2005. Además, son menos los empleadores que planean eliminar puestos de trabajo: sólo un 17%, frente al 28% de hace un año. Así, el desempleo en Alemania ha bajado de 9,3% en julio de 2005 a 8,3% en mayo de este año.
Las empresas francesas e italianas no han ido tan lejos como las alemanas en rebajar los costos y reformar las prácticas laborales. Pero gracias a las exportaciones, ellas también han visto crecer sus ganancias corporativas. Las nuevas condiciones económicas han revitalizado las inversiones y aliviado las altas tasas de desempleo en esos países.
Pero el fantasma de una reducción en la actividad exportadora, así como del aumento de los impuestos en algunos países europeos, hace que los economistas todavía no se sientan seguros de que esta gradual creación de trabajos sea suficiente para sustentar un crecimiento económico similar el próximo año. La contratación de nuevos empleados todavía es cautelosa, y persiste el temor de que se mantengan los obstáculos en el mercado laboral europeo.
Pero en Alemania las cosas parecen marchar bien. La fabricante de herramientas Klingelnberg tenía planes de abrir una planta en Hungría, pero después de que los empleados alemanes accedieran a trabajar más horas y recibir bonos más bajos, la compañía optó por ampliar su fábrica en Alemania. La medida salvó 170 empleos y creará otros 50, afirma su presidente Diether Klingelnberg.
El repunte en el mercado laboral ha generado más confianza y elevado el gasto de los consumidores, dice el instituto investigador de mercado GfK. Eddy Brucker, de 23 años, hasta ahora vivía con su tío y apenas salía adelante con el seguro de desempleo. Pero ahora que fue contratado para un trabajo de ensamblaje en la nueva planta de HAWE en Dorfen, espera conseguir su propio departamento y comprar un auto nuevo. «Quizás un Audi o un BMW», dice.
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