Los 10 nuevos países de la UE estudian la posibilidad de obstruir el acceso de los ciudadanos búlgaros y rumanos a ciertos sectores de sus mercados laborales si se comprueba que pueden resultar perjudicados, indicaron hoy fuentes diplomáticas de la República Checa.
Las fuentes indicaron que no se impondrán "barreras" a la inmigración de ciudadanos de Rumania y Bulgaria, aunque admitieron que para permitirla primero deberá asegurarse de que ésta no perjudica a ningún sector de su mercado laboral. Afirmaron además que no sólo la República Checa, sino el resto de los países del Este de Europa que entraron en la UE el 1 de mayo de 2004, se han planteado esta misma idea de cara a la adhesión de Rumania y Bulgaria.
Fuentes diplomáticas checas se refirieron hoy a cuál será el enfoque del Gobierno de Praga hacia la llegada de búlgaros y rumanos, que el 1 de enero de 2007 podrían convertirse en ciudadanos de la UE en base a la indicación que previsiblemente hará hoy la Comisión Europea en su último informe sobre el estado de los progresos de ambos países para ingresar en el club europeo.
Las fuentes se refirieron a una "tendencia" más que decisión sobre cuál será el modo de proceder, según la cual se cree que "muchos búlgaros podrían distorsionar algunos sectores del mercado laboral" en su país, por ejemplo.
Por eso, aseguraron que "se abrirían los mercados, pero sólo después de evaluar la situación y los sectores (laborales) que podrían resultar distorsionados" y en los que, dijo, "se podría tomar alguna medida para evitar el empleo de búlgaros y rumanos".
"No habrá barreras, el mercado estará abierto después de ver que no hay signos de distorsión", agregaron las fuentes.
LIBRE CIRCULACIÓN
De este modo, la República Checa y otros de los nuevos Estados miembros, según las fuentes, estudian ya la eventual imposición de medidas transitorias de cara al ingreso de Rumania y Bulgaria a la UE al mismo tiempo que reclaman que sus ciudadanos dejen de ser "de segunda" y se igualen sus derechos con el resto por medio de la demanda de su entrada en el espacio Schengen, que contempla la supresión de las fronteras interiores en la UE y la libre circulación de personas.
Hungría, República Checa, Eslovaquia y Polonia forman, junto a Eslovenia y Austria, integran el denominado Foro de Salzburgo que recientemente protestó por carta formal ante la Comisión y la Presidencia Finlandesa de la UE por el nuevo retraso decretado para la adhesión de los nuevos socios de la UE al Sistema Schengen, cuya fecha ha sido fijada ahora para 2009.
El espacio Schengen contempla la eliminación de las fronteras interiores entre 13 Estados miembros de la UE y la libre circulación de personas, por medio de un sistema -el Sistema de Información Schenge (SIS)_que implica el intercambio de información entre autoridades aduaneras, policiales y consulares de los Estados miembros. Para dar entrada a los nuevos socios europeos, se pensó en una nueva versión del SIS, para el que también sería necesaria la preparación técnica de los aspirantes a entrar en el Espacio Schengen, que ahora se ha vuelto a retrasar.
A este respecto, el embajador de la República Checa ante la UE, Jan Kohout, indicó hoy que ya no se trata de una cuestión "técnica" sobre la adecuación que estos países deben hacer al sistema de información de Schengen, sino de "falta de voluntad política" de la UE para cumplir "sus promesas" con respecto a los ciudadanos de los nuevos Estados miembros.
"El problema principal de retrasar la ampliación de Schengen es dar otra mala señal para los ciudadanos de los nuevos Estados miembros", señaló el embajador en un encuentro con la prensa en el que admitió retrasos de "semanas o meses pero no de años".
En este escenario, Kohout afirmó que la nueva demora para ampliar el espacio Schengen es "un problema político, un problema de disposición a encontrar una solución, de mantener la promesa de apertura" que los países de la UE acordaron el año pasado.
En la misiva que enviaron a la Comisión y a la Presidencia de la UE los países del Foro de Salzburgo lamentan un nuevo retraso para 2009, "siempre que no haya más obstáculos el desarrollo del proyecto" y subrayaron la importancia que tienen para los nuevos Estados miembros el libre movimiento de personas y que "la supresión de los controles y de las fronteras interiores es una de las prioridades" para ellos.
Estos países destacaron que el nuevo retraso tendrán "consecuencias políticas" pero también económicas, puesto que supone "una significativa carga administrativa y financiera", por lo que solicitaron a la Comisión que "considere la posibilidad de dar soluciones financieras durante el periodo hasta que el sistema de expansión de Schengen tome lugar".
En la actualidad, comparten el Espacio Schengen 13 países de la UE, entre los que existe lo que se denomina el Sistema de Información Schengen (SIS) que permite que todos los países implicados compartan un datos e información en puestos fronterizos, policías y consulados. Esto se hace por medio de la conexión de redes nacionales de información a un sistema central y una red denominada SIRENE (información complementaria requerida a la entrada nacional).
Sin embargo, este sistema no es técnicamente eficiente para más de 15 países y para la participación de los nuevos diez Estados miembros debería producirse una adaptación, el SIS II y también que éstos cumplieran con los requisitos técnicos necesarios para acogerse a él.
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