Resulta asombroso, pero es cierto. Mientras el mercado laboral permanece infraqueable para titulados universitarios, pide a gritos técnicos y especialistas para cubrir sectores profesionales como el de la construcción, el metal, la madera, la hostelería o la alimentación, entre otros. Durante el año 2006, las ofertas de empleo en estos ámbitos han aumentado considerablemente. Según los datos recogidos por el Servei d’Ocupació, en Lleida encabezan la demanda los peones forestales y agrícolas (con más de 200 puestos de trabajo sin cubrir). Le siguen en la lista los camareros (121 ofertas), los dependientes de tiendas y grandes almacenes, los albañiles (83), el personal de limpieza (33), el personal de transporte y descarga (33), los carpinteros (26) o los panaderos (25).
Según Ignasi Martí gerente de la Confederació d’Empresaris de Lleida, “la falta de mano de obra joven no es una necesidad puntual, ni se trata de casos aislados, ya que desde hace unos años, determinados sectores arrastran y viven en una continua sequía de personal”.
Asimismo Martí asegura que “peones hay muchos, sin embargo existe la necesidad de cubrir la demanda de mano de obra especializada y de personal cualificado como los carpinteros, los mecánicos de automóviles, o los oficiales de primera y segunda en construcción”.
Aunque aprender un oficio actualmente es casi garantía de trabajo. Prácticamente en toda Catalunya hacen falta profesionales preparados para ejercer como albañiles, fontaneros, carpinteros, jardineros, ebanistas entre otros empleos.
A los más jóvenes el trabajo no les parece atractivo, ya sea por los horarios o por la necesidad de una formación especializada, y lo cierto es que pocos de ellos parecen contemplar la posibilidad de dedicarse a un oficio entre sus expectativas profesionales.
Como solución, muchos empresarios leridanos acuden a los inmigrantes o las empresas de trabajo temporal para cubrir la falta de personal en sus negocios. Es el caso de Manel Llarás, presidente del Gremi de Forners de Lleida y propietario de un horno de pastelería, a quien la falta de mano de obra le ha llevado a recurrir a inmigrantes rumaneses, quienes además poseen un certificado de especialistas en la materia, puesto que en su país les obligan a estudiar para poder ejercer como panaderos.
El gobierno ha empezado a tomar medidas para paliar esta falta de personal que ya es una realidad. Así hace más de un año presentó el Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura, una herramienta que pretende facilitar la contratación de inmigrantes para todas aquellas vacantes complicadas de cubrir con personal nacional.
Asimismo, el Instituto Nacional de Empleo elabora cada trimestre un catálogo sobre las ocupaciones con baja demanda. En Catalunya la lista se alarga hasta 109 profesiones, entre las que se encuentran los auxiliares de obra, los carpinteros, los jardineros, los conductores, los mozos de carga o los manipuladores de frutas y hortalizas.
Otra de las medidas en funcionamiento para paliar el déficit de mano de obra especializada, es los cursos de formación para parados y trabajadores que ofrecen el Servei d’Ocupació, un programa de cursos que pretende paliar las necesidades del mercado laboral y facilitar una salida laboral a aquellos jóvenes que no tienen definidas sus expectativas o bien, que necesidad mejorar su formación para ascender de categoría en su trabajo.
Sin embargo, los jóvenes que han apostado por la formación profesional para incorporarse al mercado laboral no se adaptan al perfil demandado por las empresas.
En los últimos dos años, según los datos del Servei Territorial d’Educació de Lleida, los ciclos formativos más demandados están relacionados con el mundo sanitario, las actividades físicas y deportivas, la edificación y obra civil, la comunicación, la imagen y el sonido, los estudios sobre servicios socio-culturales o informática.
Entre las familias de estudios profesionales que han mantenido su demanda se encuentran las artes gráficas, la imagen personal, la electricidad y electrónica, el mantenimiento de vehículos o la administración.
El descenso de solicitudes se ha producido en los estudios de formación profesional vinculados a las actividades agrarias, comercio y marketing, fabricación y mecánica, hostelería y turismo y textil, confección y piel.
Las estadísticas realizadas por el Departament d’Educació en Lleida aseguran que la demanda ha sido superior a la oferta prevista tanto por la institución como por las empresas. Por ello, Educació ha realizado reformas en los planes de estudio y prevé implementar en más centros educativos de secundaria de toda la comarca, los ciclos formativos de informática y el grado superior de Educación Infantil. Como respuesta a la demanda, se están implementando los ciclos formativos de la familia Sanitaria como cursos de auxiliares de enfermería o el ciclo de atención socio-sanitaria. También se han introducido enseñanzas de régimen especial deportivo como esquí y montaña, fútbol, handbol o básquet, que tiene gran éxito tanto en la demanda laboral como en el alumnado.
Junto al desinterés que presentan las nuevas generaciones por los oficios que nada tienen que ver con las nuevas tecnologías, la falta de reconocimiento social de las profesiones y los salarios medios como remuneración invitan a no perpetuar los gremios.
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