En apenas ocho folios -el último es un compendio de las principales magnitudes españolas desde 2000 y los objetivos fijados para 2010, con arreglo a la llamada 'agenda de Lisboa'-, las autoridades de Bruselas hacen una radiografía bastante completa de la situación española.
Así, señalan lo elevado de su crecimiento -un 3,8% estimado para este año y un 3,4% para el que viene-, lo que ha permitido que su renta per cápita se sitúe ya a solo un punto de la media comunitaria. También ven buenas noticias en el mercado laboral, con un elevado ritmo de creación de empleo -un 3,1% en el presente ejercicio y un 2,6% el próximo- y una tasa de paro que descenderá por vez primera del nivel del 8% durante 2007.
Contratación
No obstante, en el plano laboral, el principal déficit visto desde Bruselas es la «excesiva segmentación» de este mercado, con una enorme flexibilidad en los contratos temporales (que representan más de un tercio del empleo total, lo que duplica con creces la media comunitaria) que contrasta con el poco margen que ofrecen los contratos permanentes, así como la falta de incentivos para el trabajo a tiempo parcial. También ve necesario elevar las bajas cifras de productividad, condición «necesaria» para «prevenir deterioros más profundos en la competitividad causados por una inflación alta persistente».
Por todo lo dicho, la Comisión Europea estima que el mercado laboral español precisa de medidas «de mayor alcance» que las adoptadas hasta ahora, una recomendación que -de ser seguida- supondría una segunda reforma general menos de un año después de aprobar la última.
En las políticas de investigación y desarrollo (I+D), reconoce los esfuerzos españoles por mejorar la inversión pero ve complicado alcanzar el objetivo comprometido por el Gobierno (2% del PIB en 2010), por lo que reclama más coordinación entre las políticas nacionales y autonómicas.
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