La formación universitaria ofrece mayor oportunidad de trabajo, pero no lo asegura: uno de cada cuatro parados tiene estudios superiores (el 23,2%). Estos datos, de 2005, son una prueba del desajuste entre la oferta de empleo cualificado y la demanda que aún persiste en España, junto con pequeños reductos de "sobrecualificación" (titulados superiores cuyo trabajo no se corresponde con su formación).
Así lo refleja el informe anual de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, que destaca el acercamiento creciente entre universidades y empresas, pero señala un conjunto persistente de debilidades, como que el tiempo que tardan los universitarios en terminar la carrera sigue siendo "demasiado elevado", aseguró Martí Parellada, director del informe.
Siete de cada 10 universitarios no termina la carrera en el tiempo previsto, llegando esta cifra a nueve de cada 10 entre los alumnos de ingenierías y arquitectura.
El estudio fue presentado ayer por los príncipes de Asturias, los ministros de Educación, Mercedes Cabrera, e Industria, Joan Clos, y la presidenta de la fundación, Ana Patricia Botín. El príncipe de Asturias destacó que la ciencia y la investigación básica y, "sobre todo, la formación de capital humano" es la mejor garantía "para el crecimiento económico y el bienestar social".
Más fondos
El tercer estudio anual de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, formada por una veintena de empresas, entre ellas Telefónica, la Fundación Cultural Banesto o la Fundación Santillana, también destaca cambios positivos en la capacidad investigadora y transferencia de tecnología. Entre otros, un ligero aumento de la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) en la enseñanza superior, hasta el 0,33% del PIB en 2005, el aumento de los fondos gestionados por la Red de Fundaciones Universidad Empresa (del 9% en 2004 hasta los 181 millones de euros) o el hecho de que España ocupa "el quinto puesto de Europa y el décimo mundial" en cuanto número de publicaciones científicas, asegura el estudio. En el otro lado de la balanza, el número de patentes y el de empresas innovadoras que colaboran con universidades descendió en los últimos años.
Para seguir avanzando, la presidenta de la fundación, Ana Patricia Botín, reclamó un marco legal más flexible, desarrollar un sistema de financiación por objetivos, definir un sistema de indicadores de gestión y reforzar las becas. Entre otras cosas, para fomentar la diferenciación de las universidades en un entorno cada vez más competitivo. Un proceso de diferenciación que según Juan Vázquez, presidente de los rectores, ya se ha iniciado. Por su parte, la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, insistió en que la reforma de la Ley Orgánica de Universidades que está en proceso de tramitación incide en esa mayor autonomía universitaria con mayor rendición de cuentas.
J. A. Aunión
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