La Comisión Europea negó ayer que la nueva norma que tiene previsto presentar durante las próximas semanas para limitar las emisiones de CO2 de los coches a 120 gramos por kilómetro de aquí a 2012 tenga como consecuencia la destrucción de empleo en la industria del automóvil y aseguró que, por el contrario, servirá para reforzar su competitividad.
El Ejecutivo comunitario respondió así a las preocupaciones expresadas por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (Acea, por sus siglas en inglés), que ha asegurado que la reducción obligatoria de emisiones provocará una deslocalización de la industria automovilística fuera de la UE.
"Los puestos de trabajo no se pierden por abrazar el cambio de manera proactiva sino por resistirse de manera reactiva", dijo el portavoz de la Comisión, Johannes Laitenberger. Insistió en que, ya en 1999, la Comisión y la industria automovilística llegaron a un acuerdo voluntario sobre el objetivo de 120 gramos por kilómetro y que es la falta de acción de los fabricantes la que obliga a "acelerar los esfuerzos".
"Hemos dejado claro que hay una necesidad de legislación para cumplir los objetivos fijados por la Comisión y la industria automovilística de 120 gramos por kilómetro en 2012. Lo que se discute actualmente es qué estará cubierto exactamente por esta legislación", explicó el portavoz, que no quiso pronunciarse sobre los plazos en los que se presentarán las propuestas.
Anunció además que el Ejecutivo comunitario "llevará a cabo una evaluación de impacto que analizará las implicaciones económicas, sociales y medioambientales de sus propuestas antes de presentar la legislación". Su objetivo es ofrecer a la industria la "máxima predictibilidad" y dejarle tiempo para "nuevos desarrollos tecnológicos".
La presentación de las propuestas de Bruselas para reducir la contaminación de los coches estaba prevista para la semana pasada, pero la división en el seno del Ejecutivo comunitario obligó a un aplazamiento. Mientras el comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas, defiende la necesidad de legislación, el de Industria, Gunter Verheugen, se opone. Los portavoces de la Comisión aseguran que su presidente, José Manuel Durao Barroso, apoya a Dimas.
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