Unos 40.000 portugueses trabajan en la comunidad gallega y 20.000 son residentes. En la otra cara, la cifra de trabajadores gallegos en Portugal apenas supera los 3.000.
El coste laboral de un operario medio en el norte de Portugal es ya un 45% menor que en Galicia. Y el suelo industrial se oferta a precios hasta tres veces inferiores a los que rigen en las grandes áreas de Vigo, Santiago o A Coruña. De momento, estos siguen siendo los dos grandes atractivos lusos para las empresas gallegas. Ayer, el presidente del instituto para la ayuda a las pymes y a la inversión de Portugal, Jaime Serrão Andrez, quiso borrar la imagen de precariedad laboral y dar a conocer las ayudas que oferta el país vecino para los proyectos de I+D y para el desarrollo de las pequeñas y medianas firmas.
En un encuentro con empresarios gallegos en el Club Financiero de Vigo, Serrão recordó que Portugal es ya el tercer gran socio extranjero inversor de Galicia, por detrás del Reino Unido y de Francia. Un censo de 60 compañías lusas operan ya en Galicia, mientras que 300 sociedades gallegas han elegido el norte portugués para crecer.
Pero el mercado laboral gallego sigue siendo una vía de escape para los trabajadores portugueses. Unos 40.000 operarios del país vecino trabajan a diario en alguna empresa gallega, y 20.000 portugueses viven emigrados en Galicia. En la otra cara, la cifra de trabajadores gallegos en Portugal apenas supera los 3.000, la mayoría ocupan cargos directivos de firmas españolas asentadas al otro lado del Miño.
Serrão Andrez explicó a los empresarios la «decidida apuesta» de la Administración portuguesa por mejorar la productividad de sus empresas, con una mayor cualificación del personal y la introducción de nuevas tecnologías.
De momento, las experiencias industriales gallegas en Portugal se enfrentan al menor rendimiento productivo del país vecino. De acuerdo con los últimos datos oficiales, el valor añadido bruto por empleado en la industria portuguesa no llega a los 25.000 euros, frente a los casi 35.000 que se registran en las empresas gallegas.
Con todo, la proximidad al mercado lusitano sigue siendo un potente atractivo para las industrias de la provincia de Pontevedra. Una de cada dos venden parte de lo que producen en el norte de Portugal. En los últimos cinco años, las exportaciones han crecido un 45%, mientras que las importaciones se han duplicado (han aumentado un 107% entre el año 2000 y el 2005). Según el Instituto de Comercio Exterior (ICEX), esta tendencia continuó entre enero y octubre de pasado ejercicio. En ese período, las ventas a Portugal suman 1.840 millones de euros, con un crecimiento del 9%, y las compras ascendieron a 1.581 millones de euros, un 19% más que el año anterior.
Reservas de terreno
Por otra parte, y al menos de momento, en el norte luso sobra suelo industrial. La Asociación Empresarial de Portugal, con datos recabados a finales del 2005, cifraba en un 55% las reservas de terrenos habilitados para el asentamiento de nuevos negocios que se habían agotado. El otro 45% de la superficie está libre. La excepción es el cinturón industrial de Oporto, donde la ocupación supera el 80%. Así las cosas, el metro cuadrado se vende hasta tres veces por debajo del coste medio en Galicia, donde la falta de suelo es apuntada por los empresarios como uno de sus principales problemas.
La Xunta lucha para frenar la especulación con el terreno en tanto no se crean más polígonos (está previsto generar diez millones de metros cuadrados en un plazo de tres años). Pero en los cinturones de Vigo, Santiago, Ferrol y A Coruña, la ocupación es total, y las reservas para los nuevos parques superan ya el 100% del suelo previsto.
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