Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) no dejan lugar a dudas. Al acabar el año pasado, 745.300 extranjeros estaban incluidos en la Encuesta de Población Activa (EPA) como ocupados; sin embargo, no aparecían como inscritos en los ficheros de la Seguridad Social.
De la misma manera, otros 449.100 españoles aparecen en las estadísticas oficiales como ocupados, sin que tampoco estén dados de alta en el sistema público de protección social. En total, 1.194.400 trabajadores que aparecen en la EPA no cotizan a la Seguridad Social.
Los datos del INE, a los que ha tenido acceso El Confidencial, confirman un secreto a voces, la existencia de importantes bolsas de empleo sumergido. Las discrepancias entre estos dos sistemas son habituales, ya que ambos métodos miden realidades distintas, pero en los últimos tiempos ha crecido la sorpresa de algunos expertos, que no se explican con precisión las enormes discrepancias.
Los datos del INE ponen asimismo de manifiesto que de los casi 1,2 millones de ocupados que no aparecen como afiliados a la Seguridad Social, 217.800 son trabajadores por cuenta propia. El resto, como es lógico, son asalariados, donde se incluye la gran mayoría de los inmigrantes llegados a España en los últimos años. Por sectores de actividad, Estadística observa diferencias positivas a favor de la EPA en todos ellos, excepto en agricultura, en este caso debido a la inscripción en la Seguridad Social de los trabajadores del Régimen Especial Agrario, que, sin embargo, sólo se incluyen en la EPA en los periodos de trabajo reales.
Construcción, hostelería y servicio doméstico
Según Estadística, las diferencias en los demás sectores se deben, entre otros motivos, a la contabilización en la EPA como ocupados de los ciudadanos que se dedican a ayudas familiares (241.000) y a la no inclusión en la Seguridad Social de los funcionarios adscritos a las mutualidades.
Además, la discrepancia es especialmente llamativa en los sectores en los que los trabajadores inmigrantes tienen mayor peso, como la construcción, donde la EPA recoge 207.100 ocupados que no están inscritos en el registro de afiliación. En la hostelería, igualmente, la divergencia entre uno y otro sistema (siempre a favor de la Encuesta de Población Activa) es de 179.900, mientras que en el servicio doméstico la discrepancia alcanza nada menos que a 464.000 empleados. Mientras que en la EPA se recogen 770.000 trabajadores del servicio doméstico, el número de afiliados sólo llega a 306.400.
Quiere decir esto que sumando tan sólo los tres sectores en los que los inmigrantes tienen mayor presencia laboral, las discrepancias entre EPA y afiliación alcanza los 851.000 trabajadores. Aquí es donde se halla la principal bolsa de empleo sumergido.
La clave está en el secreto estadístico
La EPA es un trabajo estadístico que se realiza desde 1964 a partir de la información que suministran 64.000 hogares de todo el país, en los que viven aproximadamente 180.000 personas, lo que da una idea de su elevado grado de representatividad. Su metodología se ajusta a la que aprueba Eurostat. Y al estar las respuestas sometidas al secreto estadístico, un trabajador puede declarar a su entrevistador su situación laboral real, lo que explica las diferencias.
Por el contrario, el dato de afiliación recoge el número de trabajadores en situación de alta, siempre que realicen una actividad laboral. El fichero no incluye a los funcionarios afiliados a sus propias mutualidades ni a los estudiantes sin trabajo. Según las conclusiones a las que llegó el Grupo de Estadísticas Coyunturales del Consejo Superior de Estadística, al número de cotizantes hay que restar los pluriafiliados, los afiliados al régimen especial agrario, al clero pontificio, los afiliados con convenio especial y los funcionarios que estén dados de alta de forma simultánea en mutualidades y en la Seguridad Social.
http://www.elconfidencial.com/economia/noticia.asp?id=8718&edicion=13/02/2007
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