La tasa de empleo de las personas de entre 55 y 64 años es de sólo el 43%, lo que significa que un 57% de ellas está sin trabajar. Es un problema que preocupa en general a toda la Unión Europea, pues representa una pérdida de capital humano para las empresas y un coste para los presupuestos del Estado. Muchos están encantados con prejubilaciones de oro, pero muchos otros van al psiquiatra y se convierten en un problema para sus familiares
España es uno de los países que menos aprovechan a sus séniors, laboralmente hablando. La tasa de empleo del colectivo de entre 55 y 64 años se encuentra en el 43%, una de las más bajas de los países del entorno y muy lejos de las que tienen países como EE. UU. y Japón, donde se roza el 60%. Está lejos de cumplirse el objetivo fijado por la Comisión Europea de llegar al menos a un 50% en el 2010, y se da en un contexto en el que proliferan las propuestas para retrasar la edad de jubilación ante el riesgo de quiebra de las pensiones.
Es un problema que en general preocupa a toda la Unión Europea, por la "pérdida de capital humano que representa y por la magnitud de los gastos fiscales que representa", según señala un documento publicado por el servicio de estudios de La Caixa. Su autora, Maria Gutiérrez-Domènech, reconoce que en España se ha conseguido mejorar algo esa tasa de empleo gracias a las reformas introducidas en el año 2002, en particular la mayor penalización que se aplica a las pensiones de los que se jubilan anticipadamente. Pero la tasa es todavía muy baja.
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