¿Dónde nació el compañero de trabajo que se sienta a su derecha? ¿Y el de su izquierda? ¿Y el jefe? La estadística dice que lo más probable es que su colega o su querido superior sea cacereño, pero el margen para la excepción es grande. Tanto que no convendría hablar en esos términos.
Aclara el panorama el último informe del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, una detallada radiografía sobre la movilidad geográfica en España por motivos laborales. El análisis trata de responder a la pregunta de '¿Dónde trabajamos los españoles?', y la respuesta varía en función del territorio. En el caso de Cáceres, la conclusión principal es que se trata de una provincia mucho más emisora que receptora, según la terminología que emplea el estudio. Traducido al lenguaje cotidiano, quiere decir que estamos ante un lugar mucho más dado a 'exportar' trabajadores hacia otras provincias que a atraer mano de obra del resto del país.
Los datos no dejan lugar a la duda. En concreto, Cáceres proporciona a otras áreas del Estado casi el triple de empleados de los que recibe. Durante el año pasado, 35.311 personas con residencia en Cáceres firmaron un contrato de trabajo fuera de la provincia. El fenómeno inverso, es decir, gente con vivienda en otras provincias que rubricaron un contrato laboral en Cáceres, se dio en 12.887 casos. Esto equivale a un saldo negativo en 22.424 personas, el tercero más alto del país, sólo por detrás de Cádiz (-59.216) y Sevilla (-24.953).
Al compararla con otras provincias, se puede concluir que el problema de Cáceres no es tanto que entren pocos trabajadores de otros lugares del país como que se van muchos. De hecho, el informe del Inem destaca que se trata de una provincia más dinámica que la media, o sea, donde es más usual que en el conjunto del país que una persona se desplace a trabajar a una provincia distinta a aquella en la que vive.
De cada cien contratos que se firmaron el año pasado en Cáceres, sólo 8,6 llevaban la firma de una persona que vivía en otra provincia. Es lo que el informe denomina 'tasa de entrada'. Aunque una de las más bajas del país, este índice es superior al de sitios como Valencia, Tenerife, Las Palmas, Asturias o Cantabria. Llama la atención que la más baja de todas, el lugar con menos poder de atracción para el resto de españoles es Badajoz, con una tasa de entrada del 4,6 por ciento, o sea, cuatro puntos por debajo de la de Cáceres. Sin embargo, la tasa de salida de esta última es mucho mayor que la de su vecina.
De hecho, mientras que la tasa de salida de Badajoz es de las más bajas del país, la de Cáceres se sitúa en el otro extremo, en el grupo de las más altas junto a Huesca, Teruel, Albacete, Cuenca, Guadalajara, Toledo, Ávila, Palencia, Segovia, Valladolid, Lérida u Orense, entre otras. El exhaustivo análisis del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales incluye datos suficientes como para averiguar con quién nos relacionamos desde el punto de vista laboral. La primera conclusión, válida para todo el país, es que la tendencia es al intercambio entre zonas próximas, por una cuestión lógica de proximidad geográfica. Pero también en este capítulo hay excepciones.
La mayoría de los que salen lo hacen hacia Madrid, que sin duda es el destino laboral más común, tanto para los cacereños como para la mayoría de españoles. De las 35.000 personas que durante el año 2006 abandonaron la provincia por motivos laborales, 8.325 eligieron la capital. La segunda salida más frecuente es Badajoz (6.753 durante el año pasado), y en el tercer lugar de la clasificación aparece Murcia, en un ejemplo de que la lógica de la proximidad geográfica no siempre se cumple. Las siguientes lugares en la lista de destinos más usuales de los cacereños que 'emigran' por motivos laborales son Toledo, Salamanca, Ávila, Huelva, Jaén, Sevilla y Alicante (en este orden).
En el otro lado de la balanza, el de la procedencia de quienes nos eligen, el liderazgo es para Badajoz, de donde llegaron el año pasado 6.586 personas. Aunque la diferencia es escasa (167 durante el año pasado), conviene destacar que el intercambio de empleados entre las dos provincias extremeñas favorece a Badajoz: son más los cacereños que se van a trabajar a tierras pacenses que viceversa. En cuanto a la ocupación, hay dos que están en los primeros puestos, tanto en el capítulo de empleos para los que entran en la provincia como para quienes salen de ella. El primer lugar es para los peones agrícolas, y el segundo para los trabajadores cualificados en actividades agrarias.
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