La universidad hace mucho tiempo que dejó de ser una fábrica de profesionales para convertirse en una fábrica de desempleados. Y lo peor de todo es que la culpa ni la tienen instituciones como la UJA, con un nivel académico más que contrastado, ni los propios jóvenes, que ponen todo su empeño en obtener los mejores expedientes y enriquecer su currículum con decenas de cursos complementarios. La Encuesta de Población Activa (EPA) revela que el 21,5 por ciento de los parados son personas con educación superior, mientras que el 0,2 por ciento son doctores. En total, el 21,7 por ciento.
Es decir, algo más de una quinta parte de los desempleados están en posesión de uno de esos diplomas de color amarillo pastel firmado por su majestad el Rey de Juan Carlos I. Si aplicamos este porcentaje a los 33.500 desocupados que hay en Jaén, según la propia EPA (resultados correspondientes al cuarto trimestre de 2006, últimos publicados), en nuestra provincia habría 7.300 personas (unos 2.700 hombres y unas 4.500 mujeres) sin oficio ni beneficio pero con un grado de capacitación altísimo. Y posiblemente con estos 7.300 nos quedemos bastante cortos, porque Jaén tiene el porcentaje de universitarios más alto de Andalucía respecto al total de la población y porque el entramado empresarial jienense no es precisamente un gran 'sumidero' de chavales con estudios de tercer ciclo.
A contracorriente
Bueno, pues a pesar de que en España hay 394.200 graduados ociosos, el Ministerio de Trabajo ha firmado una instrucción que permite traer a nuestro país titulados extranjeros al margen de los canales regulares establecidos, haciéndose eco de esta forma de las denuncias empresariales de que no existe suficiente personal preparado. Este asunto ha levantado ampollas. El secretario de Acción Sindical de Comisiones Obreras en Jaén, Francisco Poza, considera que jamás hemos tenido una mano de obra tan cualificada, 'y por eso resulta muy difícil de entender que el Gobierno haya tirado por la vía de en medio, no haya consultado la medida con organizaciones como la nuestra y se haya saltado los procedimientos legalmente establecidos cuando se considera imprescindible contar con fuerza productiva externa porque aquí no la encontramos: el contingente y el Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura'. 'No tiene sentido que haya enfermeros de Jaén que emigran a Italia e Inglaterra o médicos que se van a Portugal porque allí tengan mejores condiciones y sueldos muchos más altos, y mientras tanto estemos reclamando que vengan de fuera', apunta.
Y es que periódicamente la Subdelegación del Gobierno convoca una comisión, en la que están presentes miembros de la Delegación de Empleo de la Junta, los sindicatos mayoritarios, las asociaciones profesionales del campo y la Confederación de Empresarios, en la que se estudian cuáles son los déficit del mercado laboral de Jaén y qué huecos habría que cubrir con foráneos.
El olmo no da peras
Pero ¿por qué Jaén no es tierra propicia para los licenciados? La economía jienense descansa en tres actividades en las que precisamente no se requiere técnicos superiores. Sucede en los servicios, en la agricultura y también en la construcción. Falta industria, un ramo en el que sí tienen cabida los especialistas. La mejor prueba de ello es el caso de la siderometalúrgica Ros Casares, que construirá en Andújar una factoría para producir tubos para edificios, maquinaria agrícola, ingeniería y electrodomésticos. Para poner en marcha este complejo ya ha anunciado que precisará empleados con alto grado de formación.
Otro de los aspectos que dificulta la contratación de este tipo de trabajadores es la escasísima inversión en investigación, desarrollo e innovación (el famoso I+D+I), departamentos para los que se requiere de expertos. Proyectos de gran envergadura, como el parque científico y tecnológico del olivar, Geolit, pueden abrir un abanico de oportunidades para todos los que acaban la carrera y quieren dedicarse a lo que han estudiado.
Para Ana Ferreres, de UGT, Jaén debe aprovechar su situación geoestratégica, como lugar de paso obligatorio de personas y mercancías, para generar un tejido productivo con mayor peso del sector secundario. Añade 'que siempre es positivo que salga mucha gente de las facultades, pero nunca se ha dado a la Formación Profesional (FP) el rango que realmente se merece, ya que está demostrado que una de las cosas que hace falta son técnicos medios'. Por ello aboga 'por un nuevo planteamiento de los tres subsistemas en los que se divide hoy día la FP, de tal forma que se unifique todo para que la vía laboral, la reglada (la que se aprende en los institutos) y la no reglada (la continua y la ocupacional) estén intrínsecamente relacionada, a fin de que cuando se termine un estadío se pase al siguiente'.
Respecto a la supuesta falta de vocación emprendedora entre los universitarios, Ferreres puntualiza que el sistema de enseñanza, basado en asignaturas troncales y opcionales, permite que los que tienen la inquietud de montar su propio negocio tengan la posibilidad de cursar materias de otras especialidades relacionadas con el mundo empresarial.
Los comentarios están cerrados.