La bolsa de empleo irregular entre la población inmigrante crece. Y lo hace a un ritmo verdaderamente espectacular. Las cifras no dejan lugar a dudas. El año pasado, según la Encuesta de Población Activa, el número de ocupados extranjeros, incluidos comunitarios y no comunitarios, creció en algo más de 410.600. ¿Quiere decir esto que la afiliación a la Seguridad Social creció en la misma medida? Ni mucho menos.
Los datos del sistema público de protección social indican que entre enero y diciembre del año pasado 127.857 extranjeros se dieron de alta en la Seguridad Social. Es decir, menos de la tercera parte de los extranjeros que encontraron trabajo en España.
Si, en lugar de analizar lo ocurrido en 2006, se observa lo sucedido en los últimos años, los resultados van en la misma dirección, aunque de una forma mucho menos desequilibrada. La EPA -elaborada por el Instituto Nacional de Estadística- estima que al acabar el año pasado, 2,60 millones de extranjeros tenían empleo en España.
La Seguridad Social, sin embargo, ofrece unos datos de afiliación mucho menores. En concreto, registra en sus ficheros la existencia de 1,92 millones de cotizantes. La diferencia por lo tanto, entre una y otra fuente, es sensiblemente inferior a la existente en 2006, lo que puede indicar que en el último año lo que en realidad se ha producido es un ensanchamiento verdaderamente relevante de la economía irregular. Dicho en otros términos, los nuevos empleos pasan directamente a la economía sumergida sin pasar por la Seguridad Social.
Un descenso espectacular
Este hecho es el que puede explicar un fenómeno singular: la caída que está produciendo en el ritmo de afiliación de extranjeros, que si hace un año crecía en tasas superiores al 50%, en estos momentos -datos del mes de marzo- lo está haciendo al 9,73%. El descenso es verdaderamente espectacular, pero hay que matizarlo por el hecho de que aún recoge los efectos del proceso de regularización de inmigrantes aprobado por el Gobierno al comienzo de la legislatura. Aun así, parece evidente que la entrada de extranjeros como cotizantes a la Seguridad Social está sufriendo una notable desaceleración.
Entre el año 1999 y el 2003, el número de nuevos afiliados creció en todos los casos claramente por encima del 25%, cifra que cayó hasta el 11% en 2003 y el 16% en 2004, todavía por encima de los crecimientos actuales. En 2005, como se ha dicho, se produjo una verdadera explosión en el número de afiliados como consecuencia de la regularización, hasta alcanzar un crecimiento de nada menos que del 57%. Mientras que en lo que va de año el aumento es del 9% en media trimestral.
Según algunas fuentes familiarizadas con las cifras oficiales, existe un evidente efecto estadístico en la caída de la variación interanual del número de afiliados extranjeros, ya que la base va creciendo con el paso de los años, lo que se deja notar en términos relativos. Otras fuentes, sin embargo, estiman que la desaceleración en el ritmo de entrada de nuevos extranjeros a la Seguridad Social es una consecuencia inevitable de la “estabilización” que tarde o temprano iba a llegar. Y es que, según Almudena Fontecha, secretaria ejecutiva de UGT, se observa cierto agotamiento en el ritmo de entrada de nuevos inmigrantes, toda vez que están funcionando los instrumentos que creó el nuevo Reglamento de Extranjería para acceder a los contratos de trabajo: el arraigo, los contingentes anuales, los permisos temporales o la contratación en origen.
Según Fontecha, es evidente que “faltan recursos para impedir que un empresario se tire un año esperando mano de obra del extranjero”, pero no es menos cierto que “ya no oyes tanta demanda de empleo como en el pasado”. En su opinión, está fuera de toda duda que “el mercado de trabajo ya no puede absorber tanta inmigración”, lo que puede explicar la desaceleración en el número de nuevos afiliados extranjeros a la Seguridad Social.
http://www.elconfidencial.com/economia/noticia.asp?id=9858&edicion=12/04/2007
Los comentarios están cerrados.