El auge de la economía española podría revertirse y pasar a una recesión para fines de este año si la caída de las acciones de las propiedades residenciales conduce a la bonanza inmobiliaria a un final poco feliz.
Las repercusiones podrían sentirse en toda Europa, dado que España ha generado más de un tercio de los nuevos empleos en la zona euro en la última década.
Además, otros europeos son propietarios de millones de casas en las costas españolas, y las inmobiliarias y las constructoras de España han extendido su exposición en todo el continente en una ola de adquisiciones.
Si bien el mercado de las propiedades comerciales sigue estable, los problemas de la pequeña firma inmobiliaria Astroc fueron suficientes para hacer estallar una burbuja de las acciones del sector.
Esta burbuja se desarrolló en todo el período en el que España se transformó para pasar de una economía rezagada frente al resto de Europa, a la octava mayor del mundo.
Las autoridades económicas intentaron tranquilizar a los inversores, después de que algunas acciones que eran favoritas en el mercado registraran pérdidas de dos dígitos esta semana. Después, esas acciones se recuperaron ligeramente.
La pregunta que divide a los analistas es si los problemas de las acciones y el crédito corporativo de España infectarán a la economía, recortando la confianza del consumidor y pesando sobre el empleo.
Hay economistas que prevén que España pasará de ser la estrella de la zona euro a un país de bajo crecimiento si se disipa la fe que tienen los inversores extranjeros en su economía, alimentada en el crédito y la construcción.
Después de 13 años consecutivos de expansión económica, las firmas de propiedades y construcción de España ahora deben a los bancos unos 250.000 millones de euros, ó un 25 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).
Incluso los analistas que suelen son más optimistas en España, donde el banco central ya había advertido contra la autocomplacencia y la confianza excesiva, ven crecientes riesgos de que el círculo virtuoso de la demanda inmobiliaria y los ingresos de flujos externos se quiebre.
"Hay riesgos de una reacción en cadena: que se detengan los proyectos de construcción, que los consumidores se asusten, crezca la morosidad y finalmente la economía se desacelere bastante debajo de los socios de la Unión Europea", dijo José Ramón Iturriaga, responsable de la firma de inversiones Abante Asesores en Madrid.
En España, corre riesgo la confianza de los consumidores, cuyas deudas se han duplicado a un 130 por ciento de los ingresos familiares en 10 años.
Si bien esto todavía está debajo de las tasas de 150 por ciento en Reino Unido y de 250 por ciento en Holanda, los españoles podrían dejar de gastar si concluye la veloz apreciación de sus activos inmobiliarios, que hasta ahora les permitió seguir endeudándose.
El Banco de España ha restado importancia a las caídas de las acciones inmobiliarias por considerarlas unas ventas de pánico, y sólo prevé una desaceleración gradual del crecimiento económico a algo más de tres por ciento en los próximos dos años, desde el cuatro por ciento actual.
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