campaña de la fresa abre cada año en Huelva una dura temporada de trabajo. Unos 30.000 temporeros acuden a la recogida. La mano de obra ha cambiado. Antes eran hombres llegaban de Marruecos ahora la mayoría de los recolectores son mujeres que viajan a España desde los países del Este.
El sol es de justicia y el calor insoportable pero las temporeras cantan en polaco mientras recogen las últimas fresas de la jornada. Son las dos de la tarde. Llevan desde las seis de la mañana recogiendo frutas de la mata con la espalda doblada.
A Dorota, una polaca de 36 años, le gusta su trabajo. "Es duro por el calor y el cansancio, pero me gusta la fresa. Me enteré de que existía por la oficina de trabajo de Polonia. Me dijeron que aquí podíamos trabajar. Yo estoy casada y tengo dos niños pero en Polonia no hay trabajo y el que hay es poco y está peor pagado. Es el sexto año que vengo" Como ella, la mayoría viene desde Europa del Este. Durante varios meses, dejan atrás a sus familias y viajan solas para recolectar fresas en Huelva. Todas son contratadas en origen. Las empresas les proporcionan el viaje de ida y vuelta y también el alojamiento en pisos o casetas modulares cerca de sus campos de faena.
José Manuel Romero, Presidente de Freshuelva, asegura que para los empresarios la regularización de los inmigrantes resuelve muchos problemas. "Antes la mayoría de temporeros eran marroquíes, pero desde que se comenzó a contratar en origen en el año 2001, todas son mujeres. Casi todas rumanas o polacas. También búlgaras. A los magrebíes no les interesaba venir a trabajar solo unos meses. Venían para quedarse a vivir en España. Por eso durante mucho tiempo el efecto llamada ha hecho que vinieran por libre y buscaran trabajo por su cuenta, desde la ilegalidad. Ahora el gobierno español está convenciendo al marroquí de la necesidad de que sus ciudadanos vengan en las mismas condiciones que los inmigrantes del este. Es mejor para todos. Este año también tenemos mujeres marroquíes trabajando. Están entendiendo". La campaña de recolección de la fresa ya está en su recta final. En junio, solo unas pocas consiguen su sueño. Quedarse en España. El camino, no es fácil… "El primer año fue tan duro que el segundo no quería venir… Pero vine y seguí haciéndolo durante cinco años. Me pagaban un poco más cada vez. Este año mi jefe me ha arreglado los papeles y tengo trabajo durante un año entero ¡Estoy muy contenta!", asegura sonriente Marinala, una rumana de 39 años, también casada y con varios hijos. Empapada en sudor, nos cuenta que en Rumania nunca tenía dinero suficiente para mantener a su familia.
José Manuel asegura que las del este son buenas chicas, muy trabajadoras. Y que por eso muchas consiguen regularizar su situación y establecerse definitivamente en Almonte. "A medida que su posición socioeconómica mejora, cambian de vida. Por eso es tan necesaria la labor de concienciación en los países del Sur. No solo en Marruecos. También entre los subsaharianos. Es el futuro de la mano de obra en nuestro sector".
Con 17.000 temporeras, la empresa almonteña Freshuelva es la que más extranjeras contrata. En total, hay 32.000 recolectoras en toda la provincia.
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