Poco a poco la tendencia empieza a cambiar y cada vez son más los inmigrantes que, lejos de ser demandantes de empleo, se convierten en empresarios o en trabajadores por cuenta propia, una nueva realidad que aporta dinamismo económico a España, según recoge un estudio de La Caixa.
"Actualmente son los chinos y paquistaníes los que están creando más empresas", dijeron las profesores Carlota Solé y Sònia Parella, autoras del estudio "El empresariado inmigrante en España", durante la presentación del estudio en la Fundación La Caixa en Madrid.
Más de 1,75 millones de trabajadores extranjeros están dados de alta en la Seguridad Social, y de ellos 240.000 lo hacen por cuenta propia, son los que tienen un carácter más emprendedor y se han lanzado a crear pequeñas y medianas empresas, fundamentalmente dentro del comercio y la hostelería.
El 60% de los inmigrantes empresarios reside en Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana, releva el estudio, que ha analizado cómo los negocios de extranjeros han revitalizado comercialmente enclaves urbanos, citando como ejemplo Lavapiés en Madrid, el Raval en Barcelona o Russafa en Valencia.
Desde empresas de orientación étnica, que proveen a la comunidad inmigrante de productos afines e inexistentes en España, a las empresas circuito – que facilitan el contacto a los inmigrantes con sus países de origen – o las que explotan lo exótico son los perfiles de negocios que más establece la población emprendedora inmigrante, aunque cada vez más se abren empresas generalistas dirigidas a todo tipo de público.
El estudio, de carácter cualitativo y basado en 51 entrevistas en profundidad a empresarios inmigrantes, desmiente que la llegada de estas empresas tengan relación con el cierre de los comercios tradicionales de ciudadanos autóctonos.
"La crisis de los pequeños comercios de barrio se debe a la competencia de centros comerciales, a la negativa de las segundas generaciones a asumir el negocio familiar, o cambios en los hábitos de consumo a los que el comercio tradicional no puede hacer frente", dijo el estudio,
La costumbre de estos comercios nacionales de cerrar dos o tres horas a mediodía en muchas ciudades españolas es un ejemplo claro de su desventaja frente a los grandes centros comerciales o a las tiendas de inmigrantes que abren todo el día.
El estudio concluye que los inmigrantes empresarios son un motor emprendedor en la sociedad de recepción y no mera mano de obra y, por tanto, es una fuente de riqueza que contribuye al dinamismo de la sociedad española.
Los comentarios están cerrados.