Hace casi 30 años, la madre de Manami Sato fue contratada por una gran empresa junto a otras varias mujeres. Sus tareas eran servir el té y copiar archivos para los hombres que ocupaban los puestos gerenciales. Ésa era la norma en aquel tiempo. Pero ahora la situación ha cambiado.
Sato, de 26 años, quien se graduó de la prestigiosa y privada Universidad de Aoyama y profundizó sus estudios de negocios internacionales durante dos años en Estados Unidos, no está dispuesta a seguir los pasos de su madre.
"Acabo de ser ascendida a gerenta asistente. Intento seguir trabajando duramente en mi compañía hasta que esté pronta para pasar a algo más grande", dijo Sato, quien trabaja para una empresa internacional de finanzas.
Según expertos en relaciones laborales, Sato representa a la nueva generación de mujeres japonesas educadas, que trabajan, son ambiciosas, están orientadas a sus carreras y tienen aspiraciones más elevadas que sus madres en un mercado laboral dominado por hombres.
"Los cambios que notamos hoy en los modelos de empleo femenino representan acontecimientos importantes en Japón, y se produjeron en un breve periodo. No es una exageración decir que las mujeres japonesas son trabajadoras y ambiciosas", dijo Makoto Hosoda, directora de Hello Work, una oficina de recursos humanos en Tokio que cuenta con apoyo del gobierno.
Sostenida por la fuerte economía japonesa, la proporción de empleo para graduados universitarios llegó a valores históricamente altos: 96,6 por ciento para los hombres y 96 por ciento para las mujeres, representando un total de 357.000 nuevos empleados, según el Ministerio de Salud, Bienestar y Trabajo.
"Las desigualdades de género en el mundo laboral japonés se redujeron de modo significativo para los graduados universitarios, y eso permanecerá así. Hoy también vemos hombres y mujeres prontos para tener carreras extensas y que prefieren trabajar en compañías que pueden darles estas oportunidades", dijo Takashi Nagata, experto del Instituto de Investigaciones Daiwa.
Según Nagata, autor de un informe sobre mujeres graduadas, hay más de éstas que salen del sector administrativo, como era la tradición, para asumir trabajos más desafiantes en la banca, las tecnologías de la información y la medicina.
Además, trabajan durante extensos horarios, junto con sus pares masculinos, y pasan su tiempo libre mejorando sus habilidades profesionales para obtener oportunidades de ascensos.
Nuevos datos apuntan al mejoramiento de la situación para las trabajadoras japonesas. Por ejemplo, cifras del Ministerio de Trabajo muestran que las mujeres, que hasta hace tres años constituían apenas entre tres y cuatro por ciento de las posiciones de alta gerencia, ahora representan entre cuatro y 10 por ciento.
En el frente salarial también hay mejores señales. Informes del Ministerio indican que la desigualdad de género en esta materia se está superando, al pasar de 62,8 por ciento a 66 por ciento en 2006. Esto representa una suerte de revolución en un Japón donde fuertes diferencias en sueldos y ascensos alguna vez fueron muy aceptadas.
"En estos días, con el envejecimiento del mercado laboral, las compañías no hacen tantas diferencias de género. Las mujeres son incluso más buscadas por las gerencias que antes", dijo Makiko Ogata, de Recruit Company, una importante agencia de empleo.
Ogata señaló varios factores nuevos, como la "población encanecida" que se espera lleve a una fuerte caída de la fuerza laboral nacional. Conocido en Japón como el "Big Bang", se espera que para 2025 el fenómeno cuente con 600 millones menos de empleados que en 1998.
Ogata también señaló que un nuevo informe de la Comisión Económica y Social de la Organización de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico, presentado este mes, mostró cómo la discriminación de género en esa región puede generar pérdidas por valor de 80.000 millones de dólares.
"Las tendencias nacionales e internacionales que influyen en el diversificado mercado laboral de Japón contribuyeron con una mayor igualdad de género aquí", dijo a IPS.
Pero los expertos también señalan que hay entornos laborales más duros para las mujeres que acompañan el cambio.
El informe de Nagata mostró que las mujeres japonesas continúan siendo las que más cargan con las responsabilidades familiares, lo que restringe sus chances de asumir puestos que les demanden viajar.
"Las empresas japonesas todavía no se adaptaron adecuadamente a aceptar a mujeres orientadas a sus carreras, estableciendo agendas flexibles para ellas o aprobando regulaciones que presionen a los hombres para que se tomen licencias por paternidad", explicó a IPS.(
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