Esta semana dos entes por separado coincidieron en ofrecer sus diagnósticos sobre el futuro del mercado laboral y el escenario productivo del país. Parten de elementos distintos pero sus apreciaciones convergen al señalar la insuficiencia de la población activa de España durante las próximas décadas para mantener el ritmo económico. Así, mientras un estudio apunta que la economía nacional necesitará "de cuatro a siete millones de inmigrantes" hasta 2020, otro advierte de que en 2050 el país tendrá dos jubilados por cada tres trabajadores y califica la situación de "preocupante".
El informe España 2007, de la Fundación Encuentro, sostiene que los inmigrantes han generado la mitad del crecimiento del PIB estatal desde 2001 y es quien alerta sobre la necesidad de incrementar la mano de obra extranjera "para mantener el crecimiento económico actual". A ese diagnóstico se suman las declaraciones del presidente del Instituto de Política Familiar (IPF), Eduardo Hertfelder, que advirtió de que en 2050 España será la nación europea con la "peor" relación entre jubilados y trabajadores de Europa. Según el IPF, ese año el país tendrá dos jubilados por cada tres trabajadores, por lo que la situación es "preocupante".
El estudio de la Fundación Encuentro destaca de forma "rotundamente positiva" que la inmigración ha incrementado el desarrollo en España y añade que "eleva la actividad de los nativos y flexibiliza determinados empleos, reduciendo la tasa de paro estructural". El peso de los extranjeros dentro de la población española ha cambiado de forma notoria en la última década. En 1996, cuando los inmigrantes eran algo más de 540.000 personas, suponían el 1,5 por ciento de la población del país. En 2006, había cerca de 3,9 millones de inmigrantes que representaban el 8,7 por ciento de la población total.
La actividad económica y el panorama laboral español del anterior quinquenio han provocado también un cambio del perfil del inmigrante. Mientras que en 1996 "prácticamente la mitad de la población extranjera residente en España pertenecía al primer mundo", en 2006 "los ciudadanos de estos países superan el 25 por ciento de los extranjeros residentes". Sólo cinco nacionalidades explican tres quintas partes de la población inmigrante del país. La lista la encabeza Marruecos (18,4 por ciento de los extranjeros de los países en vías de desarrollo), Rumania (13,1 por ciento), Ecuador (13,8 por ciento), Colombia (8,2 por ciento) y Bolivia (4,6 por ciento).
"PREOCUPACIÓN" POR EL "INVIERNO DEMOGRÁFICO"
Si el diagnóstico de la Fundación Encuentro que vincula la llegada de más mano de obra con el desarrollo de España y el crecimiento del PIB de los últimos años es correcto, está justificada la "preocupación" que desde el IPF trasmitió el viernes su presidente por la evolución demográfica del país.
El IPF sostiene que hay "serios problemas estructurales" en la población del país al explicar que ahora la diferencia entre el colectivo de los mayores de 65 años, que son 7,3 millones de personas y el segmento de los jóvenes hasta 14 años, que son 6,2 millones de personas, es de 1,1 millones de ciudadanos a favor de los mayores. La situación, que el IPF califica de "invierno demográfico", es consecuencia de "una situación social donde la familia no es protegida ni apoyada".
"Existe una relación directa entre la casi inexistente ayuda a la familia y a la natalidad por parte de los gobiernos en España y envejecimiento poblacional existente", apunta el IPF.
La población jubilada "va convergiendo" con la población activa. Así, en 1980 había 20 personas mayores de 65 años por cada 100 en edad de trabajar. En 2005, los jubilados subieron a 26 por cada 100 trabajadores y las proyecciones cifran un aumento hasta 35 jubilados por cada 100 individuos de población activa en 2025, "llegando hasta 65 (jubilados) en 2050".
Por ese motivo, ese año "si no se cambia la tendencia, por cada tres personas en activo, dos personas estarán jubiladas", tasa que "superará al resto de Europa donde por cada dos personas en activo habrá una jubilada".
Además, en 1980 había nueve ancianos (mayores de 85 años) por cada 100 niños de hasta cuatro años pero en 2006 la cifra de ancianos subió a 39 por cada 100 niños, lo que "multiplica por más de cuatro" la cantidad en 26 años. La proyección del IPF augura que en 2032 "se igualarán" ambos colectivos, por lo que habrá una persona mayor de 85 años por cada niño de menos de cinco años y en 2050, "por cada tres ancianos mayores de 85 años, habrá dos niños menores de cinco años".
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