Un 70 por ciento los presos que trabajan en las cárceles de Cataluña se declara satisfecho con el trabajo que realiza, aunque más de un 59 por ciento cree que el salario es insuficiente, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
El estudio titulado 'El trabajo en las cárceles', encargado por el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE), fue presentado ayer en un acto al que asistieron la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo y la consejera de Justicia de la Generalitat catalana, Montserrat Tura.
El análisis, basado en encuestas a 691 internos catalanes de los 1.940 que están ocupados, señala como retos de la administración los bajos salarios, la poca oferta de empleos cualificados y la tendencia a dar trabajo a personas que ya tienen ese hábito laboral, cuando se debería tender a ofrecérselo a quienes no tienen experiencia.
Mercedes Gallizo señaló que los datos del estudio, aunque se ha realizado en Cataluña (única Comunidad Autónoma con competencias en materia penitenciaria), pueden ser extrapolables a los 11.598 reclusos que trabajan en centros dependientes de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.
Gallizo anunció que en los últimos tres años la administración ha incrementado en un 28 por ciento la oferta de puestos de trabajo para los presos, especialmente en sectores productivos con una mayor demanda de mano de obra.
Así, detalló que el 59 por ciento de esos trabajos han sido en el sector del metal, el 29 por ciento en artes gráficas y el 97 por ciento en panadería industrial.
Las cotizaciones a la Seguridad Social de internos trabajadores en el 2006 se situaron en mas de cinco millones de euros, un 30 por ciento más respecto al año anterior.
Además, Gallizo recordó que el 15 por ciento de los internos carecen de actividad laboral previa y no han trabajado nunca, un porcentaje que sube hasta el 19 por ciento en el caso de las mujeres.
El 40 por ciento de los presos que han trabajado alguna vez, lo han hecho durante menos de un año, cifras que reflejan la situación de exclusión o marginalidad previa a su ingreso en prisión.
Por ello, el estudio coordinado por el catedrático de sociología de la UAB, Fausto Miguelez, subraya la importante función del trabajo como elemento de reinserción y destaca que un 40 por ciento de los internos relaciona positivamente 'trabajo productivo y reinserción' y considera que esa labor le será útil para entrar en el mercado laboral cuando salga de prisión.
'Los presos creen en el trabajo más que el propio sistema carcelario, que ve las cosas más objetivamente', explicó Miguelez.
Los motivos por los que los internos declaran que trabajan son diversos: desde obtener un salario (el 68%), salir del patio (59%) o 'para no comerme el coco con el tiempo' ( 35%), hasta evitar malas compañías (19%) y verse con compañeros de otras galerías (5%).
En cualquier caso, el nivel de satisfacción de los reclusos con el trabajo que desempeñan es muy alto.
Sólo un 10 por ciento dice estar insatisfecho, y un 80 por ciento asegura que, aunque pudiera, no dejaría de trabajar.
En cuanto al salario, que en algunos casos está cerca del Salario Mínimo Interprofesional, un 59,3 de los encuestados lo considera insuficiente, y más de la mitad de ellos destina el sueldo a gastos personales, mientras que un 19 por ciento lo manda a la familia.
Los presos extranjeros no europeos suelen ser los que más envían dinero a su familia fuera de España, que en ocasiones, según Fausto Miguelez, ni siquiera sabe que está en la cárcel.
Por el contrario, los presos españoles son los que más se gastan el dinero que ganan.
Otra función del trabajo en las cárceles que resalta el estudio, además de incentivar la reinserción del preso, sus relaciones sociales, su autoestima y su aportación a la comunidad, es la de contribuir al orden y la seguridad.
En este sentido, Miguelez señaló que 'el trabajo es un guardián del orden en las cárceles'.
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