Los datos publicados hace un mes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) dibujan un panorama pesimista para la región: mucho envejecimiento, poca natalidad y una inmigración escasa. Los expertos reconocen que la situación en el Principado 'es muy preocupante'.
El demógrafo y ex presidente socialista de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina aseguró ayer que 'el problema es bastante exagerado comparado con el resto de España y está ligado a la crisis económica que sufrió la región durante una larga temporada'.
Apostilló que 'la crisis se agudiza por la baja tasa de fecundidad que arrastra desde hace años Asturias, con un saldo de crecimiento vegetativo negativo'. Su intervención cerró el curso de verano 'Economía de la población y demografía', dirigido por el propio Leguina y la catedrática de Economía Cuantitativa de la Universidad de Oviedo Montserrat Díaz. Pese a los datos del INE -organismo del que es estadista-, Leguina aseguró que 'hay que mostrarse optimista, porque ninguna situación es irreversible'. Las soluciones que aportó fueron dos: fomentar la conciliación de vida privada y trabajo y atraer inmigrantes.
'Si yo tuviera responsabilidades políticas en Asturias, desde luego me preocuparía', aseguró el experto. Añadió que para frenar la caída de población, las instituciones deben animar a las asturianas a tener más hijos: 'Las medidas más eficaces son las que permiten a las mujeres conciliar la vida laboral con la familiar'. Para facilitar la tan perseguida conciliación, el doctor en Demografía por la Sorbona francesa subrayó la necesidad de crear más guarderías públicas de calidad.
Conciliación
'Lo que no puede ser es que, por cuidar a un niño, una mujer pierda niveles de profesionalidad e incentivos para prosperar dentro de la empresa', criticó. Su otra idea, la atracción de inmigrantes a las zonas con altos índices de envejecimiento de la población, como Asturias, podría ser una solución, 'siempre y cuando haya oferta de trabajo', especificó.
Para Enrique Montoliu, responsable de demografía y sociología en el Ayuntamiento de Madrid desde 1985, 'la llegada de inmigrantes es un aporte significativo, pero no la panacea para el problema del envejecimiento de la población que vive Asturias'. Recordó que 'resuelve la crisis a corto plazo, pero no a medio ni a largo plazo, porque los inmigrantes envejecerán y habrá que cuidarlos también a ellos'.
Cada seis meses, su departamento emite un informe sobre la situación de la inmigración en Madrid y su repercusión en la ciudad. 'Cada medio año, registramos 30.000 o 40.000 nuevos extranjeros, la mayoría latinoamericanos y cada vez más de Europa del Este', indicó. Los últimos datos recogidos en la capital revelaron un cambio en las tendencias: por primera vez, hay más inmigrantes rumanos y búlgaros que ecuatorianos y colombianos.
'En Madrid hay empadronados 505.000 extranjeros, pero es imposible calcular el dato real de cuántos viven allí', aseguró. Sus análisis revelan que el aporte de los inmigrantes a la natalidad 'es del 15 al 20 por ciento, uno de cada cinco niños, lo que es un aporte, pero no resuelve el problema, aunque da un índice positivo de crecimiento vegetativo, que de otro modo tendría un saldo negativo'.
Capacidad de reposición
El experto señaló que 'muchos extranjeros vienen aquí sólo a trabajar y no a formar parejas, porque dejan a sus hijos en su país'. Explicó que 'es la diferencia que hay entre la población de 0 a 20 años y la de 20 a 40 años la que marca la capacidad de reposición de un país, que en España está en un 60 por ciento'. Indicó que, teniendo esto en cuenta, 'los inmigrantes desequilibran la situación, porque vienen jóvenes, pero no se sabe si estabilizarán su residencia o regresarán a su país'.
Montoliu subrayó que el problema demográfico es ya antiguo: 'La sociedad española decidió en los años 80 traer inmigración, porque al dejar de tener hijos iba a haber un vacío de profesionales activos, lo que significaría que o la economía se paralizaba o había que importar mano de obra'.
Los comentarios están cerrados.