Un total de 114.723 personas residentes en Madrid han abandonado la comunidad en los últimos cuatro años (desde 2003), en dirección hacia otras autonomías del interior y la costa, en busca de mejores condiciones de vida, según la estadística de migraciones interiores del INE.
Madrid no sólo es un gran centro de atracción de inmigrantes en busca de empleo, también lo es de reparto de población hacia otras comunidades autónomas. Así lo refleja la última estadística del INE sobre movimientos interiores de población, que sitúa a Madrid como la comunidad más dinámica.
El hecho de que Madrid haya ganado 53.497 habitantes en 2006 no ha impedido que en ese mismo año otras 23.542 que habían acreditado su residencia en ejercicios anteriores hayan abandonado la región hacia otros territorios. Si el cómputo se realiza desde el año 2003, el saldo migratorio interno negativo (personas que han abandonado la comunidad menos las que han llegado desde el interior del país ) asciende a 114.723 personas, una cifra tan voluminosa que no se repite en ningún otro territorio.
Algo parecido, no obstante, ocurre también en Cataluña. Sólo en 2006 abandonaron este territorio 11.762 personas. En el País Vasco, ocurrió lo mismo con otras 4.843. Estas cifras sólo reflejan el cambio de residencia legal (baja en una comunidad y alta en otra), sin que se haya contabilizado a los que se trasladan sin comunicarlo oficialmente. El INE sospecha que hay una parte de población sin contabilizar que está, precisamente, en esta situación.
La estadística de migraciones interiores se hace eco también de las comunidades autónomas que sí están ganando población por esta vía (trasvase de residentes procedentes de otras). La que se lleva la palma es Castilla-La Mancha. En 2006 tuvo un saldo migratorio positivo (17.802 personas). Es más, este saldo lleva aumentando desde hace diez años, justo el periodo en que comienza la salida de población de Madrid. Aunque el INE no hace referencia a esta situación, es lógico pensar que gran parte de esta población (mucha de ella extranjera) que en un principio se empadronó en Madrid haya acabado en localidades cercanas de Toledo, Ciudad Real o Guadalajara.
Lo mismo ocurre con Barcelona y el desplazamiento hacia otras provincias costeras. De hecho, los territorios de la costa están ganando peso en las migraciones interiores, según destaca el INE. El ejemplo más concreto es la Comunidad Valenciana con saldos migratorios positivos en los últimos años, procedentes de otros territorios del interior. La historia se repite en Andalucía y Murcia.
Por otro lado, la estadística del INE hace hincapié también en los inmigrantes españoles que vuelven a España después de años. El 23% de los que volvieron en 2006 lo hicieron a Galicia.
Los comentarios están cerrados.