'¡Es deprimente!', se queja Sonal Shalini, ex alumna india del Instituto de Empresa (IE). Graduada en Literatura española, en Nueva Delhi había trabajado para empresas como American Express y Oracle. Tras estudiar su MBA internacional en Madrid intentó buscar empleo en España. 'Estuve cinco meses buscando pero nunca me llamaron para una entrevista. Al final lo intenté en Reino Unido y en quince días encontré un puesto en un consultora', explica en castellano desde Birminghan.
Sonal es el ejemplo perfecto de cómo España está dejando pasar la oportunidad de captar recursos altamente cualificados. Es una de los 5.000 estudiantes extranjeros que estudian en las prestigiosas escuelas de negocio del país, de los cuales entre un 60% y un 70% son de fuera de la UE, fundamentalmente de Latinoamérica, pero también de EE UU o Asia.
Los responsables de estos centros de formación explican que debido al declive demográfico es cada vez más difícil, para los miembros de la OCDE, encontrar personas bien preparadas. Si estos países quieren seguir creciendo, por la vía de aumentar su productividad, sus empresas necesitarán ejecutivos bien formados. 'Hay escasez de talento en casi todos los sectores', asegura Mireya Recarte, abogada de la Oficina del Alumno del IE.
Sonal recibió la callada como respuesta a sus intentos de encontrar trabajo. Las empresas ni siquiera intentan contratar a un hindú o a un estadounidense porque saben que el proceso será muy largo. Camila de Witt, de la Business School de Esade explica que en ocasiones el manejo no correcto del idioma o la supuesta falta de conocimiento del mercado local puede suponer un handicap para los candidatos extranjeros. 'En ocasiones es real y en otras puede ser un estereotipo en las empresas', añade.
Arturo Cabañas, salvadoreño de 28 años tuvo más suerte que Sonal. La consultora para la que trabaja, Proyecta, le vio como el candidato perfecto por su experiencia laboral anterior en una aerolínea y no le dejó escapar. Después de varios meses consiguió regularizar su situación. Él quiso quedarse a trabajar en España, como casi todos, por obtener una experiencia laboral internacional, por la calidad de vida de España respecto al nivel salarial y la estabilidad social y política en comparación con su país.
El éxito de la internalización de las firmas españolas en el mundo, sobre todo en la Latinoamérica, no se refleja en la diversidad geográfica de sus directivos, lo que podría ser una desventaja competitiva en plena globalización, según fuentes del sector. El país que sí ha comprendido la importancia de captar cerebros es Reino Unido, que otorga un rápido permiso de un año a los graduados en 50 escuelas de negocio del mundo (incluidas el IESE y el IE) para que busquen empleo allí. 'Miramos el modelo con envidia', explica Recarte resumiendo la opinión del referente al que el sector aspira.
Los comentarios están cerrados.