El empleo informal en América Latina registra una tasa promedio de 54% a 60% de la población económicamente activa, con Argentina, Brasil, Chile y Uruguay en las tasas más bajas al ser menores de 20% y Perú, Bolivia, Ecuador y Nicaragua en las más altas, por encima de 40%, informó ayer el Banco Mundial.
"El promedio (del empleo informal) se sitúa del 54% al 60%. En general, América Latina tiene un poco más de informalidad de lo que cabría esperar para su nivel de ingreso per cápita", dijo Guillermo Perry, economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
Esta institución internacional presentó el jueves el estudio "Informalidad: escape y exclusión" que analiza la situación del empleo informal en América Latina, los factores que lo explican, sus repercusiones y posibles estrategias para combatirlo.
Perry explicó que la "informalidad es un fenómeno del subdesarrollo" y que a medida que los países avanzan en materia económica, los niveles del empleo informal disminuyen.
El experto, de nacionalidad colombiana, advirtió sin embargo que en América Latina la informalidad aumentó en la década de 1990 no obstante el desarrollo económico que se registró en la región, mientras que en la actualidad se presenta una tendencia mixta de aumento y retroceso del empleo informal.
"En más de la mitad de los países de la región presentan una tendencia a una mayor informalidad, por eso es un tema en el centro de las preocupaciones de América Latina. Hay otros países que en registros de 2003 a 2005 muestran una tendencia a reducirla", dijo el economista del Banco Mundial.
En el documento se mide la informalidad laboral a partir de dos criterios: los trabajadores no registrados en los sistemas de seguridad social y los trabajadores informales asalariados o independientes.
Entre los trabajadores no registrados se cuenta a los choferes de taxi, vendedores callejeros, obreros, artesanos y propietarios de microempresas, mientras que entre los asalariados informales se cuentan a empleados domésticos, trabajadores familiares sin sueldo, empleados de microempresas o de empresas establecidas pero contratados informalmente.
Según el Banco Mundial, el empleo informal en América Latina se desarrolla por factores como la exclusión, con trabajadores poco calificados que encuentran una mejor remuneración en empleos del sector informal que si fueran contratados en base a sus conocimientos.
Otros trabajadores deciden emplearse de manera independiente porque consideran que la seguridad social no les representa beneficio alguno, porque desconocen las ventajas que podría tener ésta o porque sus empleadores se niegan a proporcionarla.
En el caso de México, citó la institución, 86% de las microempresas que tienen un empleado no pagan aportaciones al seguro social y el 71% de las que tienen más de cinco aseguran pagarlo a al menos uno de sus trabajadores.
La informalidad, añadió el Banco Mundial, también es propiciada por los empleadores, sobre todo de microempresas, "que ven pocos beneficios en cumplir con las regulaciones e instituciones fiscales" o que consideran demasiado altos los costos de pasar al sector formal.
Por ejemplo, en Brasil el 76% de las microempresas no tienen una licencia para funcionar y 94% no pagan impuestos.
"Los gobiernos deben aumentar los beneficios que representa formalizar una microempresa, pero al mismo tiempo también deben reducir los costos de pasar al sector formal y deben hacer ver a las empresas los beneficios que esto trae a la productividad", dijo Murray al citar algunas acciones para combatir la informalidad.
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