Las nuevas limitaciones al encadenamiento de contratos temporales, que introdujo la reforma laboral en julio de 2006, están empezando a dar sus frutos. Eso es, al menos, lo que se desprende de los datos de la Inspección de Trabajo hechos ayer públicos. Dichas cifras muestran cómo en el primer semestre del año, los inspectores obligaron a los empresarios a convertir en indefinidos a 21.750 trabajadores que tenían contratos temporales, cuando estaban ocupando un puesto fijo. Esto supone un 50% más que los fraudes en contratación temporal detectados entre enero y septiembre de 2006.
Según la nueva normativa, todo trabajador que acumule dos o más contratos temporales de 24 meses de duración en su conjunto, durante un periodo de 30 meses, se convierte automáticamente en indefinido.
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