El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, aseguró hoy que no se arrepiente del proceso de regularización de inmigrantes llevado a cabo en 2005 porque fue positivo y necesario para una sociedad decente y moral y con una importante ética, como es la (sociedad) española.
En el transcurso de una rueda de prensa donde valoró datos de empleo, Caldera fue interrogado sobre si se arrepentía del proceso de regularización extraordinario sucedido hace dos años, después de que hace unos días el primer ministro francés, Francois Fillon, asegurara que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lamentaba 'amargamente' haberlo impulsado.
El ministro de Trabajo aseguró que 'los pocos' que criticaron el proceso 'nunca han dicho' qué se podía hacer con los miles de inmigrantes que trabajaban en las empresas españolas 'de forma irregular', lo que constituía 'un delito', aseguró.
'¿Qué proponían, expulsar a los 700.000 inmigrantes, llevar a los empresarios a los tribunales o legalizar ese trabajo que, por cierto, correspondía al Gobierno anterior?
Además, Caldera destacó que el proceso de regularización se hizo con el apoyo de las empresas y los sindicatos y fue un acuerdo de diálogo social 'muy positivo'.
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