El presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, advirtió ayer contra el fenómeno de la fuga de cerebros europeos a otras zonas del mundo y vaticinó que hasta finales de 2008 se crearán siete millones de empleos en todos los países miembros.
Barroso intervino en unas jornadas organizadas por la patronal francesa a las afueras de París, donde expuso su visión de las perspectivas económicas de la UE.
Avisó acerca de las economías emergentes y de los 'recursos formidables' con los que cuentan, lo que lleva a que 'la transferencia de nuestros cerebros o de nuestras empresas sea cada vez más numerosa'.
'Europa posee excelentes centros de formación, pero para algunos es fuerte la tentación de irse a otros lugares', señaló el jefe del Ejecutivo comunitario, quien agregó que es preciso un esfuerzo para 'conservar nuestros mejores elementos y atraer a los de otras regiones del mundo'.
Barroso subrayó que Europa está recuperando terreno en materia de investigación y desarrollo y apuntó que de las cincuenta empresas que más invierten en esos conceptos en el mundo dieciocho son del continente.
Ese esfuerzo tiene sus resultados y Barroso avanzó que en 2007-08 se van a crear siete millones de puestos de trabajo, de manera que a finales del próximo año la tasa de empleo podría superar el 66 por ciento en el conjunto de la UE.
En la actual competición económica que impone la globalización la Comisión pretende proteger tanto a las empresas como a los consumidores y para ello estimulará la competencia.
Se mostró decidido a garantizar que 'todos tengamos las mismas armas', por lo que dejó claro que 'estaremos atentos al grado de apertura de las economías de nuestros socios. No es cuestión de hacer concesiones unilaterales'.
En su intervención ante los empresarios franceses mencionó las recientes dificultades de las Bolsas por la crisis de los préstamos hipotecarios en EEUU y respaldó la actuación del Banco Central Europeo, que ha inyectado liquidez en varias ocasiones.
Esa crisis debe permitir sacar consecuencias, de modo que la Comisión reflexiona sobre cómo proteger mejor a inversores y consumidores, según Barroso.
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