Si tiene problemas para encontrar un electricista, no se preocupe, es algo que le ocurre a otros muchos malagueños. Y, entre otros, también al sector de la construcción. Los constructores se las ven y se las desean para encontrar trabajadores que realicen las instalaciones eléctricas en sus obras. Se trata de una de las 30 profesiones que el Ministerio de Trabajo denomina como ocupaciones de difícil cobertura y que llenan de ofertas las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE).
“La carencia es manifiesta y lo que hace falta es fundamentalmente mano de obra cualificada, porque apenas hay gente con titulación”, explica José Manuel Aranda, gerente de la Asociación profesional de Industriales Electricistas de Málaga (Apiema). De hecho, cerca del 95 por ciento de los alumnos que cursan estudios de electricista de Formación Profesional en grado medio o superior encuentran trabajo cuando acaban sus estudios. Y muchos de ellos incluso antes de finalizar el curso. Aunque el esfuerzo formativo en el sector es mayor, ya que también en Apiema realizan cursos dirigidos a desempleados que duran entre siete y ocho meses. “Si alguien quiere un trabajo de manera más o menos rápida sólo tiene que hacer uno de estos cursos y si lo hace bien seguro que es contratado”, añade Aranda, que también detecta como en los últimos meses están trabajando en Málaga muchas empresas relacionadas con el sector de otras provincias de Andalucía, “pero también de Galicia o el País Vasco, porque aquí tienen trabajo asegurado”.
Entre las profesiones de difícil cobertura también se encuentran técnicos de mantenimiento de aire acondicionado o de frío industrial, así como pavimentadores o alicatadores, también relacionadas con el sector de la construcción, que mantiene así su pujanza y su tirón en el mercado laboral. También son necesarios cocineros, socorristas o entrenadores deportivos.
Aunque las profesiones que más predominan son las relacionadas con el mar, donde parece que nadie quiere trabajar. Jefe de máquinas de buque mercante, frigorista, maquinista o mecánico naval, piloto de buque mercante, mayordomo de barco, auxiliar de buque de pasaje o marineros de cubierta son sólo algunas de los puestos en los que se ha detectado carencia de empleados. “El mayor problema es que es una profesión muy dura que tiene unos salarios muy bajos”, explica Gabriel Gómez, marinero recientemente retirado. De hecho, la mayor parte de los buques que llegan al Puerto de Málaga, incluidos los de bandera española, apenas tienen ya miembros nacionales en su plantilla y la mayor parte de ellas son trabajadores extranjeros. “Búlgaros, estonios, serbios y muchos más que cobran sueldos más bajos”, añade Gómez.
Precisamente la población inmigrante es el objetivo del catálogo de ocupaciones de difícil cobertura. Cualquier empleador que necesite un trabajador de una de las ocupaciones de la lista puede directamente tramitar la autorización para residir y trabajar dirigida a un empleado extranjero, mientras que si no está incluida deberá pasar antes por la oficina de empleo para presentar una oferta. “El catálogo es una gran idea. Sin embargo, todavía no es muy operativa”, explica la responsable de Inmigración en Comisiones Obreras, Rosa Ortuño.
Precisamente son los sindicatos los que, junto a la administración, proponen las profesiones que necesitan trabajadores y luego el Ministerio de Trabajo es quien acepta o no esas solicitudes. “Y no siempre corresponden a lo que nosotros creemos que hace más falta”, añade Soledad Garbero, responsable de Empleo del sindicato. Aunque también hay profesiones que sí se encuentran en el catálogo del Ministerio y que casan con la preocupación sindical, como es la de empleada de hogar, “pero no es lo habitual”, afirma Garbero.
Para ella, el problema se encuentran en la poca claridad que tienen las ofertas de trabajo o los problemas. “Es una herramienta que aún necesita ser afinada y ser adaptada mejor a la realidad. Seguro que cuando se cambien algunas cosas podrá funcionar mucho mejor”, concluye Garbero. El catálogo se publica trimestralmente desde el 1 de julio de 2005.
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