La tasa del desempleo en casi la totalidad de los países del Este europeo ha descendido en los últimos meses y en el caso de Rumanía, donde la emigración ha sido masiva, incluso se han importado obreros asiáticos para paliar la escasez de mano de obra.
La industria de las naciones que estuvieron bajo regímenes comunistas hasta finales de los años ochenta se ha beneficiado de las inversiones extranjeras, ante todo en la República Checa, Eslovaquia y Hungría, gracias a unos costes laborales muy por debajo de la media de Europa occidental que abaratan la producción.
Según el Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena (wiiw), las inversiones extranjeras directas en esos países, (más Rusia y las ex repúblicas soviéticas de Bielorrusia, Moldavia y Ucrania), crecieron en 2006 un 30% hasta los 77.000 millones de euros, siendo los Estados del sudeste europeo los que más se aprovecharon de este flujo de capital.
La economía en la mayoría de los nuevos miembros de la Unión Europea, como Bulgaria, Rumanía, la República Checa, Eslovaquia y Eslovenia, ha crecido más de un 5% en 2006, una tendencia que, según el wiiw, se mantendrá en 2007 y 2008, salvo Hungría, que está sumida en una crisis económica.
Este crecimiento ha sido originado, en buena parte, por el consumo interno en una región privada durante décadas de los artículos más básicos al estar centrada su economía en la industria pesada y una agricultura de baja rentabilidad.
El salto más visible en el mundo laboral se observa en Eslovenia, donde en junio el índice de desempleo fue del 7,5%, un 18,1% menos que en junio del año pasado, según la Oficina Nacional de Estadísticas.
"En el período de un año nuestro Gobierno ha logrado reducir el desempleo en casi el 20%, lo que representa la mayor caída del paro en Eslovenia en los últimos años", comentó el primer ministro, Janez Jansa.
También en la República Checa bajó a un 6,4% el desempleo en julio, frente al 8,13% en 2006.
La tendencia al descenso del paro es un reflejo del dinamismo del sector exterior, con una balanza comercial en creciente superávit desde 2005, y que es atribuida sobre todo a la fuerte inversión extranjera en el país.
Empresas del ramo de la automoción, como la checa Skoda Auto o el consorcio franco-japonés TPCA, se enfrentan a menudo a la escasez de mano de obra y necesitan contratar obreros extranjeros.
La surcoreana Hynudai, tras su nueva inversión, ha denunciado la gran carencia de ingenieros para su proyecto de Nosovice, al noreste de la nación eslava.
Por su parte, la vecina Eslovaquia registró en julio una tasa de desempleo de 8,3%, frente al 10,2% del mismo período del 2006.
La concentración de Eslovaquia en el sector del automóvil, tras la implantación de los grupos Volskwagen, Pegout-Citroen y KIA Motors, la ha convertido en el principal productor automovilístico "per cápita" de Europa y es un fuerte captador de empleo.
La zona central y oriental de esta pequeña república sufre, sin embargo, un éxodo de obreros, que buscan oportunidades en países vecinos, así como en las regiones más prósperas, como la capital Bratislava y Trnava, ambas en el Oeste, donde se ha concentrado buena parte de la inversión extranjera.
La antigua base industrial, orientada hacia el sector militar, siderúrgico y metalúrgico, estaba situada precisamente en las regiones más deprimidas, que hoy sufren un fuerte desempleo estructural.
Rumanía también se enfrenta últimamente a una fuerte escasez de mano de obra, reflejada en su baja tasa de paro, que cayó al récord del 4% a mediados de 2007, un 1,2% menos que en el mismo período de 2006, y la más baja en los últimos 15 años, según cifras de la Oficina de Empleo rumana Anofm.
La principal causa de la carestía laboral es la emigración de más de dos millones de rumanos al extranjero, de ellos unos 1,3 millones de legalizados en varios países europeos, como España, Italia y Chipre, aunque también hay un gran número de indocumentados.
Para contrarrestar este fenómeno, el Gobierno rumano ha adoptado la estrategia de animar a los emigrantes a que regresen mediante una campaña informativa sobre las oportunidades de trabajo y las nuevas condiciones de empleo en el país.
"Tenemos un carestía de fuerza laborales en ciertos sectores, sobre todo en la construcción", reconoció el primer ministro, Calin Popescu Tariceanu, tras precisar que ciertas obras públicas tardan en terminarse por este problema.
Solo en los primeros siete meses de 2007 las autoridades rumanas emitieron 12.000 permisos de trabajo para extranjeros (2000 más que en 2006) para ciudadanos de la UE, Turquía, China, Ucrania y Moldavia.
Una empresa textil de Bacau (este), que ha empleado a costureras chinas que perciben el sueldo mínimo estipulado en Rumanía, y la compañía estadounidense Bechtel, que tuvo que recurrir a trabajadores turcos para construir una autopista en Transilvania, son dos conocidos ejemplos de esta carestía.
También en Hungría, según los datos de la Oficina Central de Estadísticas (OCE), la tasa de desempleo ha bajado para colocarse en el 7%, y confirma la tendencia decreciente en los últimos meses.
Attila Bartha, analista principal del Instituto de Investigaciones Económicas Kopint-Tárki, explica al respecto que actualmente Europa atraviesa una mejora en el empleo y que "es eso lo que también influye en Hungría".
Bulgaria, en la UE desde enero de este año, tuvo un desempleo en en julio del 7,25%, o un 1,71% menos que en julio de 2006, según datos de la Agencia para el Empleo, debido en gran medida a la ocupación temporal de verano.
El paro más bajo de todo el país fue localizado en la capital, Sofía, con una tasa descendente y que se situó en julio en el 1,74%.
En Croacia, que espera entrar en la UE en 2009, el índice de desempleo fue en julio del 14%, el menor en diez años, con una previsión a disminuir, según el Instituto Estatal de Estadísticas.
Croatas con un alto nivel de enseñanza encuentran fácilmente empleo y cada vez más pueden permitirse el "lujo" de escoger y buscar compañías donde puedan desarrollarse profesionalmente y con buen prestigio.
"El mercado del trabajo está dividido en dos extremos: el competitivo de trabajadores con conocimientos modernos, y el de personas no dispuestas a invertir en si mismas", comentó Kristijan Paksec, un experto que tiene un portal de internet dedicado al empleo.
En Serbia, cuya economía aún no se ha recuperado de la guerra de finales del pasado siglo, ha ocurrido todo lo contrario, con una tendencia alcista del desempleo, cuyo índice pasó del 13,26% en 2000 al 21,6% actual, según el Instituto de Estadística serbio.
La experta en economía Ruza Cirkovic considera que ésta "es una cifra real", pero no excluye que en la práctica este número sea más bajo, especialmente entre los jóvenes versados en tecnologías modernas, que encuentran trabajo por internet y no lo registran en ninguna oficina de empleo.
El enérgico ministro de Economía, Mladjan Dinkic, advertía de que el desempleo es "el problema económico número uno", tras apuntar que el objetivo oficial es reducir a la mitad esta tasa en los próximos cinco años, una meta ambiciosa habida cuenta que las inversiones extranjeras siguen siendo muy escasas en ese país.
En Albania, un país con una población joven, el paro también sigue siendo un problema social grave al afectar al 13,5% de la población activa, un 0,5 menos que en 2005, de acuerdo con las cifras oficiales.
Sin embargo, fuentes sindicales afirman que la tasa real de desempleo oscila entre el 30 y 34 por ciento.
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