¿Asistimos a un cambio de tendencia en el comportamiento del empleo o los datos de agosto son la simple consecuencia de un mal verano? Ésa es la pregunta que queda en el aire después de que los datos de afiliación a la Seguridad Social y paro registrado en el mes de agosto certificaran que nos encontramos ante el peor verano de los últimos veinte años para el mercado laboral.
Ciñéndonos a las cifras, éstas dicen que al empezar el mes de septiembre los registros de afiliación de la Seguridad Social contabilizaban 91.591 ocupados menos que a finales de junio y que en las oficinas del antiguo Inem había 62.427 desempleados más que a la finalización del mes de junio.
Se trata de los peores datos de los últimos veinte años, pero para el Gobierno no se pueden interpretar como un cambio de tendencia. "El verano ha sido malo para el empleo, pero los datos tienen un claro componente estacional relacionado con la mala climatología", insistieron tanto el secretario general de Empleo, Antonio González; como el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado.
Éste último incluso atribuyó el mal dato de afiliación de agosto (206.865 ocupados menos) a una cabriola del calendario. El registro de afiliación se cierra el último día de agosto y este año coincidió en viernes, día en que se extinguen muchos contratos de extensión mensual y semanal.
Ese día el sistema perdió más de 200.000 afiliados, de los cuales 185.000 se recuperaron el primer día laborable del mes (el pasado lunes, 3 de septiembre).
Razones de fondo
Pero, ¿bastan los caprichos del calendario y el clima para explicar el desplome del empleo? Se diría que no. El propio secretario de Estado de Seguridad Social admitió el pasado martes que las incertidumbres provocadas por la crisis de las hipotecas basura o subprime han tenido cierto impacto sobre el mercado laboral. Quizá no tanto para desequilibrarlo, pero sí lo suficiente como para acelerar un cambio de tendencia.
El empleo viene desacelerando su ritmo de crecimiento desde marzo y si enero se inició registrando 632.880 afiliados más que doce meses antes, en agosto esa cifra ya había adelgazado hasta los 530.714. A estas alturas, la economía ha creado 61.000 puestos de trabajo menos que hace exactamente un año.
Se crea menos empleo… y hay más paro. En agosto la cifra de desempleados aumentó en 57.958 personas y en todo el verano ésta ha crecido en 62.427.
Un 'simple paréntesis'
Un simple paréntesis coyuntural que no indica problema alguno en el mercado de trabajo, según el ministro del ramo, Jesús Caldera, que se apresuró a calmar los ánimos desde Cabo Verde, donde trata de cerrar más acuerdos para regular los flujos de entrada de inmigrantes.
Lo que ocurre es que el paro, al igual que la afiliación, viene mostrando señales de moderación desde hace meses. La prueba es que hoy hay 44.269 desempleados más que en agosto de 2006, cuando hace un año el buen momento del mercado laboral había permitido un saldo anual de 35.433 parados menos.
La situación ha empeorado en la construcción, la industria y los servicios. El secretario general de Empleo reconoció ayer que es más que probable que 2007 se cierre con más parados que 2006 y, por tanto, sin rebajar de los dos millones la cifra de desempleados de la economía.
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