La escasez de de trabajadores especializados empieza a preocupar mucho a las empresas guipuzcoanas. La buena marcha de la economía y el crecimiento industrial de los últimos años está haciendo que se maniefieste con fuerza un problema latente que vienen vaticinando de forma continua los expertos: la población envejece y los jóvenes no pueden cubrir la demanda de especialistas.
La Encuesta de Coyuntura Laboral difundida por el Ministerio de Trabajo a principios de este mes cifraba en 5.000 el número de puestos de trabajo que las empresas vascas dejaban sin cubrir por falta de trabajadores especializados. Una ojeada a las ofertas del Servicio vasco de empleo, Lanbide, revela que se necesitan trabajadores en todos los sectores, desde los servicios hasta la industria.
Sin embargo, mientras el sector de servicios, sobre todo el comercio y la hostelería, tarda menos en cubrir su demanda, en la industria el periodo de carencia es cada vez mayor.
En la última encuesta de la patronal Adegui, de abril de 2007, el 29% de las empresas guipuzcoanas mayores de 100 trabajadores citaban la escasez de personal cualificado como una de sus preocupaciones.
El clúster de empresas de informática y telecomunicaciones, Gaia, asegura que su crecimiento -que este año será del 18%- está lastrado por la escasez de personal. El sector necesita cubrir este mismo año unos 600 puestos de trabajo y, si no cambian las previsiones, esta necesidad se mantendrá en los próximos ejercicios afectando no sólo al área industrial sino también a la comercial.
Prejubilados
Donde se detectan los mayores problemas a la hora de cubrir la demanda de las empresas es en la comarca del Bajo Deba.
Joxean Egaña, director del Instituto de Máquina Herramienta (IMH) de Elgoibar, ha estudiado las diferentes causas que dificultan que la comarca cubra sus demandas de empleo.
La primera de ellas es la propia estructura de población: por cada diez personas que se jubilan, sólo hay seis en edad de incorporarse mundo laboral.
«La tasa de sustitución de los jubilados es del 0,6, lo que supone que no puede producirse automáticamente el relevo de un puesto de trabajo libre por otro. A esto hay que añadir el elevado número de prejubilaciones en la zona», explica Egaña.
El fenómeno de las prejubilaciones es evidente a simple vista. Un paseo por las calles de Elgoibar, por la Plaza Unzaga de Eibar o por las áreas de esparcimiento de la zona revela a venturosos grupos de jóvenes jubilados que disfrutan de unas rentas ganadas a pulso durante muchos años de vida laboral. La gran mayoría de los trabajadores de las empresas de transformación industrial se jubilan a los 60 años, en teoría con contratos de relevo, pero el reemplazo de los puestos de trabajo que dejan libres ya no es automático.
Joxean Egaña subraya un detalle de gran importancia, el «enorme capital de conocimiento acumulado» por el trabajador que desaparece de la empresa cuando éste se jubila sin que sea posible, por la baja tasa de sustitución, que pueda transmitirlo a quien va a ocupar su puesto.
Empleo garantizado
El director del Instituto de Máquina Herramienta señala otro factor cultural que incide en la escasez de profesionales, «el carácter preferentemente industrial de la generación que ahora se jubila frente a la diversidad de opciones que manejan ahora los jóvenes. Antes, la industria tradicional de la comarca acogía a la mayoría de personas que se incorporaban al mundo laboral, pero el desarrollo de las comunicaciones, de las empresas de servicios o de la sanidad, por ejemplo, desvía a muchos de ellos hacia estos sectores y ocasiona problemas de contratación en la industria».
José Luis Novoa, director de la Escuela de Armería de Eibar, apunta como factor añadido la deficiente orientación escolar de los jóvenes, que optan por estudios de letras, humanidades o ciencias de la naturaleza sin ser conscientes de que el mercado de trabajo de la comarca apenas absorbe un 10% de estas profesiones, mientras que los grandes yacimientos de empleo se encuentran en el sector industrial. Tanto el director de la Escuela de Armería como el del IMH afirman que el 100% de los estudiantes de formación profesional tienen empleo garantizado al acabar sus estudios.
Novoa cree que, si se hiciera un estudio entre los profesionales de hostelería o comercio, «probablemente se descubriría que muchos licenciados han acabado en puestos de trabajo de baja responsabilidad para los que no necesitaban cursar una carrera».
Toda esta situación se produce en una coyuntura industrial favorable, porque desde 2001 hasta la fecha el crecimiento del sector está siendo uno de los mas sostenidos de las últimas décadas.
La ecuación de crecimiento sostenido, alta generación de empleo, descenso en la edad de jubilación y disminución de la población que se incorpora al mercado de trabajo industrial es la que explica la situación de falta de profesionales especializados.
Campañas formativas
El director de la Escuela de Armería dice que los industriales tienen poco margen de maniobra para paliar los efectos de la escasez de especialistas si el sistema educativo no se los proporciona: o recurrir a la importación de trabajadores extranjeros o deslocalizar la producción, es decir, enviar trabajo o crear empresas en otros lugares. Esta última opción es la que menos gustaría en una zona que vio desaparecer una producción que llegó a ser seña de identidad de la comarca y de Gipuzkoa: las armas, las máquinas de coser y las bicicletas y ciclomotores.
De momento, una de las alternativas que ya es visible en la zona, el trabajo de los inmigrantes, adolece de falta de formación.
Pero son los planes de integración laboral de los inmigrantes y la correcta orientación escolar de los alumnos de secundaria las alternativas que más seriamente se están trabajando.
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