Las primeras reacciones sindicales al plan del Gobierno para reformar la regulación del trabajo doméstico ya se han producido.
CCOO y UGT ven el proyecto del Gobierno como un primer «papel» sobre el que abrir un debate en profundidad. Sin embargo, mientras UGT expresa su satisfacción por las mejoras protectoras que recoge la propuesta, Comisiones plantea objeciones. La central que lidera José María Fidalgo apuesta por crear empresas que cedan a las familias los trabajadores que necesiten, de manera que la relación entre los hogares y estas sociedades sea mercantil y obedezca a la compra de un servicio determinado.
Por su parte, los representantes de la patronal CEOE guardan silencio. Mantienen que todavía es pronto para emitir alguna opinión sobre el texto oficial. Aseguran que antes conviene que su gabinete técnico estudie el contenido del proyecto elborado por el Ministerio de Trabajo.
El secretario confederal de UGT, Jesús Pérez, resaltó que varias modificaciones planteadas por el Ejecutivo son antiguas reivindicaciones sindicales para dignificar la profesión de los empleados domésticos. «Creemos que la reforma supone la modernización del sector y termina con la historia de Petra criada para todo», añadió.
Propuesta oficial
El plan del Gobierno -abierto a cambios de los agentes sociales- figura en un borrador de decreto remitido a sindicatos y patronales a finales de septiembre y conlleva a largo plazo la desaparición del régimen especial de Empleados de Hogar de la Seguridad Social y su integración en el General. La intención del Ministerio es que los cambios comiencen a entrar en vigor el 1 de enero de 2008.
En resumen, de su contenido se desprende que los trabajadores domésticos contarán con cobertura de accidentes laborales e indemnización por despido, al mismo tiempo que su retribución no podrá experimentar descuentos por alojamiento o manutención. La mejora de la protección no supondrá un gravamen insostenible para el empleador, puesto que el incremento de las cotizaciones será progresivo.
El cabeza de familia o el representante de varias personas que convivan en una casa será el empleador. Éste mantendrá dentro del sistema una situación «especial» al no tener las características de un empresario común.
Peculiaridades
Y, son precisamente estas peculiaridades, los argumentos expuestos por el secretario de Acción Institucional de CCOO, Salvador Bangeses, para preferir una relación mercantil a otra laboral. «Sería un mecanismo más claro y pulcro ante la prestación de un servicio. Sería un contrato de compra», insistió. «Además, -continuó- se fomentaría la aparición de empresas »prestadoras« de este tipo de actividad, tal y como ocurre ahora con muchos servicios, entre ellos el de fontanería, por ejemplo.
Para CCOO, es importante que los cambios no conlleven cargas burocráticas que provoquen su rechazo y que no puedan ser cumplidas por las familias. »No queremos una norma aparentemente bella, pero absolutamente inútil«, ironizó Bangueses. En su opinión, también existe el peligro de que ante cualquier complicación la reforma aumente la economía sumergida, lo que perjudicaría a toda la sociedad.
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