La desaceleración de la construcción ya tiene sus primeras víctimas laborales: los inmigrantes. Los extranjeros empleados en el ladrillo en España han sufrido con mucha más dureza el aumento del paro en el sector. Entre octubre del 2006 y el mismo mes de este año, se ha registrado un 52% más de foráneos que han perdido el empleo. De hecho, uno de cada dos nuevos parados registrados durante el último año es inmigrante.
El incremento de parados no españoles registrados en las oficinas de empleo es muy superior al conjunto de la construcción, en el que el paro aumentó un 12% en el mismo periodo con 26.980 nuevos demandantes de trabajo. De esa cantidad, casi 14.000, es decir, más de la mitad, son inmigrantes.
La especial concentración de extranjeros como peones en las obras ha convertido al colectivo en el eslabón más débil del sector, según las centrales sindicales. Los 392.000 inmigrantes que trabajan en la construcción suponen el 20,5% de los 1,9 millones de asalariados del sector.
Esta situación preocupa mucho a los sindicatos. Gasán Saliba, secretario de Inmigración de CCOO en Catalunya, señala que lo que ocurre es "el fruto del modelo de crecimiento que ha tenido España en estos últimos años, basado en la concentración de mano de obra intensiva, con condiciones laborales pésimas".
La construcción ha utilizado al máximo a gente "pagando salarios muy bajos" y sin dar ninguna atención "ni a la formación como profesionales ni a la seguridad en el trabajo". Para este responsable sindical, la solución es "formar a todos estos inmigrantes para que puedan cambiar de sector productivo".
Para el secretario de Inmigración de UGT, Kader Slimani, "cuando una crisis llega a un sector económico, sea el que sea, los que más lo sufren son siempre los inmigrantes". No obstante, destaca que algunas pequeñas empresas de albañiles marroquís "están consiguiendo sobrellevar bien la crisis a base de ajustar mucho los presupuestos".
CAÍDA GENERAL
Pero la desaceleración no ha hecho más que empezar, según Narciso Riera, responsable de construcción de UGT, que prevé un descenso de los ocupados del sector en Catalunya desde los 240.000 actuales a una cifra más "normalizada" de 190.000. Además del aumento del paro, el sindicalista pronostica que el aterrizaje suave de la edificación aumentará las quiebras de pequeñas empresas subcontratistas en las que a menudo un autónomo español tiene hasta 20 inmigrantes de escasa cualificación.
José García Montalvo, catedrático de Economía Aplicada de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), no oculta su preocupación por los efectos en el desempleo de un sector "que se ha parado mucho más rápido de lo que se preveía". Este economista sostiene que "esa labor de formación para permitir a los inmigrantes cambiar de sector debería de haberse empezado hace dos años. No es algo que se haga de la noche a la mañana".
García Montalvo señala que, en EEUU, la mano de obra inmigrante expulsada de la construcción fue absorbida por la agricultura, en pleno crecimiento por el fenómeno del biodiésel. "En cambio, no veo en España ningún sector económico capaz de absorber a todos los inmigrantes que se van a quedar en paro en la construcción".
Los comentarios están cerrados.