Caixa Catalunya indicó ayer que sus previsiones para el año 2008 pasan por una tasa de crecimiento del 3% y un incremento de la ocupación del 2,3%, lo que supondría una reducción de casi un punto de las tasas estimadas para finales de este año (PIB del 3,8% y ocupación del 3,2%).
"Si se cumple la previsión del 3% es para darse con un canto en los dientes", indicó el catedrático de economía aplicada Josep Oliver Alonso durante la presentación del informe semestral sobre economía de Caixa Catalunya, que achaca estas previsiones al freno de la actividad de la construcción residencial y del dinamismo del consumo privado.
Alonso se refirió a la moderación del gasto de las familias, causado por el menor avance de la renta disponible y del empleo, como otros factores que suponen una menor estimación de crecimiento, aunque resaltó que su aportación al PIB continuará siendo notable.
En cuanto al mercado laboral, Alonso concretó que el incremento de la ocupación se moderará en 2008 y consolidará así su senda de desaceleración pasando de crear 641.000 empleos previstos para 2007 (+3,2%), hasta los 469.000 (+2,3%) que estima Caixa Catalunya para el 2008.
Para Alonso, este descenso de la ocupación responde a la destrucción de puestos de trabajo en la industria y a la desaceleración del sector de la construcción, que reducirá su contribución al incremento de la ocupación pasando de un 20% de media en los últimos años hasta un 5,4% en 2008.
No obstante, el catedrático de economía insistió en que se seguirá creando empleo a pesar de estos ajustes, y señaló que los 469.000 puestos se concentrarán, sobre todo, en el sector servicios.
Para Alonso, este menor aumento del empleo, el drenaje de renta familiar que implica una mayor inflación y el impacto sobre la capacidad de gasto de las subidas de tipos de interés de los últimos meses son la base de la estimación de un menor crecimiento del consumo privado en 2008, que se situará en el 3,2% frente al 2,8% estimado para 2007.
Además, la inversión en construcción, muy afectada por el debilitamiento del segmento residencial que, según Alonso, se verá ligeramente compensado por la construcción de viviendas protegidas, contendrá su evolución en 2008.
Por otro lado, el catedrático se refirió a los factores que consideró "más positivos" para la economía española durante el próximo año porque mostrarán un fuerte dinamismo y porque podrán compensar, en cierto sentido, la moderación del consumo privado y la desaceleración de la construcción.
Entre estos factores, destacó el crecimiento de las exportaciones, que aumentarán hasta el 5,8% desde el 5,6% previsto para el 2007, la inversión en en bienes de equipo (6,5%) y la expansión del consumo público (5%).
MENOS DÉFICIT EN LA BALANZA COMERCIAL
De esta forma, y gracias al menor crecimiento de la demanda nacional y al dinamismo de las exportaciones, se reducirá la contribución negativa del sector exterior al PIB, que pasará de nueve décimas en 2007 a seis décimas en 2008.
Para Alonso, son muchos los riesgos a los que se expone actualmente la economía española concentrados, sobre todo, en un gran potencial de impacto de las restricciones financieras internacionales.
En cuanto a la situación europea, indicó que el "situación especialmente buena" de sus economías frena los posibles impactos de la crisis crediticia de EEUU, aunque indicó que si las circunstancias empeoran, los efectos serán "doblemente negativos" para España.
La crisis, para Alonso, era algo que "tenía que explotar antes o después", y que ha supuesto un giro en las previsiones de crecimiento del país al contemplar, incluso, la posibilidad de una recesión que, de llegar a producirse, afectaría primero a Asia (el 60% del crecimiento de China depende del exterior), después a Europa y finalmente a España, aunque en menor medida. "El mayor riesgo de la economía mundial es la recesión estadounidense. Los americanos tienen que ahorrar más y consumir menos", indicó.
A esto añadió el problema del dólar y sus efectos en el precio del petróleo, factores que, para Alonso, convierten la situación en "mucho más delicada", aunque confió en la intervención de los bancos centrales antes de la caída total de la moneda. "Ha llegado el final de la época de dominio de la divisa americana", concluyó el catedrático.
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