22 de noviembre de 2024
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Portugal acoge bien a los inmigrantes, pero les paga mal

Portugal acoge bien a los inmigrantes, pero les paga mal

Los últimos informes sobre la situación de los inmigrantes del Sur en el mundo industrializado dejan bien parado a Portugal en cuanto a integración social y cultural se refiere, pero no así en los aspectos económicos y en el desperdicio de las calificaciones profesionales de extranjeros.

Portugal se ubicó en segundo lugar detrás de Suecia en una investigación coordinada por el British Council, de Londres, y el Migration Policy Group, de Bruselas, divulgada en octubre y que incluyó trabajos de 25 organizaciones no gubernamentales.

Pero en el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, este país europeo obtiene magros resultados en lo referente a los salarios y el desperdicio de la formación profesional de los inmigrantes.

La OCDE, la organización con sede en París fundada en 1961 y entre cuyos 30 miembros figuran todos los países del Norte industrial, sostiene que Portugal ofrece muchos empleos a los inmigrantes, pero les paga menos que a los nacionales.

Asimismo, la institución denuncia que se ofrece a los trabajadores extranjeros ocuparse de actividades que en la mayoría de los casos se sitúan muy por debajo de sus niveles profesionales o de oficio.

El citado estudio difundido el miércoles, pese a que se refiere fundamentalmente a la integración de los extranjeros en el mercado de trabajo, hace también especial hincapié en la necesidad de invertir más en la educación infantil.

Los inmigrantes están en ventaja sobre los ciudadanos nacionales en el aspecto de la ocupación, ya que los índices son superiores a los de los portugueses, "un resultado que se explica en los salarios más bajos y en la preparación mayor de los extranjeros", dijo este jueves a IPS el ex presidente da la Casa do Brasil de Lisboa, Eduardo Tavares de Lima.

El propio informe de la OCDE reconoce que "los extranjeros, en promedio, ganan menos que los portugueses, que, a su vez, tienen los salarios más bajos de los 15 países que integraban la Unión Europea (UE) antes de los respectivos ingresos de 2004 y 2007", que llevó el bloque a 27 miembros, añadió.

Traducido en cifras, los inmigrantes perciben un salario 20 por ciento menor que los nacionales y su índice de ocupación en el período 2005 y 2006 era casi dos puntos porcentuales menos que el de los portugueses.

Otro aspecto resaltado por la OCDE, es que más de 80 por ciento de los inmigrantes procedentes de los países que conformaron el bloque socialista de Europa central y oriental cuentan con formación superior, pero desarrollan trabajos en los cuales su nivel no es tenido en cuenta. Por eso le aconseja a Portugal que aproveche esas buenas calificaciones.

Un estudio de este mes del Observatorio de la Inmigración (OI) luso, revela que 20 por ciento de los trabajadores extranjeros tiene un diploma de educación universitaria, pero que sólo cuatro por ciento de ellos logra ejercer una función compatible con su grado académico.

"A pesar de que gran parte de los inmigrantes de los flujos más recientes posea formación elevadas, el mercado de trabajo portugués les ha proporcionado inserción laboral en ocupaciones de baja calificación, sobretodo en el sector de la construcción civil", apunta. La OI subraya que los brasileños se quejan de la dificultad en el reconocimiento de sus carreras de estudios y la falta de información, los caboverdianos alegan que existe un preconcepto racial y los europeos de oriente y el este deploran que sus cualidades no sean utilizadas. Es el caso del joven ingeniero moldavo Aleksander Chirpii, que tras escapar de una situación económica que describió este jueves a IPS como "terrible y sin vías de solución en mi país", trabaja en un taller de automóviles en la aldea de Alapraia, ubicada a 25 kilómetros de Lisboa.

"Yo soy ingeniero, es verdad y mi salario es idéntico al de los mecánicos portugueses que aquí trabajan", pero reconoció que esta situación no se puede proyectar a otros casos de trabajadores de los países ex socialistas, de los brasileños y de los africanos de lengua portuguesa, los principales grupos de la inmigración en Portugal.

Chirpii defiende a "mi patrón, el señor Zé (diminutivo de José en portugués) Bernardes, una persona que me dio una oportunidad que me permitirá dentro de poco tiempo traer a mi familia, que es lo que realmente me interesa y no mi diploma universitario".

Los salarios bajos "afectan especialmente a los inmigrantes de los países del Sur del que hablamos portugués", grupo compuesto por Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental, "y muy en particular a los caboverdianos", apunta por su parte Tavares de Lima.

Sin embargo, el redactor principal del informe de la OCDE, Thomas Liebig, en declaraciones reproducidas el miércoles por el matutino lisboeta Público, estima que, en términos generales y en una comparación internacional, Portugal representa "resultados favorables".

Liebig alaba la acogida "ejemplar" mediante el enfoque a la integración de los trabajadores extranjeros, así como a la cooperación entre los diversos organismos e instituciones involucradas, con especial realce al papel del Alto Comisionado para la Inmigración y el Diálogo Intercultural y a los Centros Nacionales de Apoyo al Inmigrante.

En este aspecto, el informe de la OCDE viene al encuentro del documento conjunto de Migration Policy Group y British Council, del mes pasado, que abarca un universo de 28 países de residencia de 21 millones de inmigrantes.

Entre los países del estudio, se cuentan los 25 miembros de la Unión Europea (UE) hasta el 31 de diciembre de 2006 y los también industrializados Canadá, Noruega y Suiza.

Bulgaria y Rumania, las dos naciones que completan el bloque comunitario de los 27, quedaron fuera del informe, ya que ingresaron el 1 de enero de este año.

La investigación de Migration Policy Group y British Council coloca en primero y segundo lugar respectivamente a Suecia y a Portugal, por entender que son los únicos países con resultados "suficientemente altos para poder ser considerados 'favorables' para la promoción de la integración".

Recogiendo este resultado, Liebig recomienda a Portugal aprovechar mejor las calificaciones de los extranjeros, combatir los flujos ilegales alentados por los traficantes de seres humanos y, al mismo tiempo, invertir más en la educación de los inmigrantes de segunda generación, mal representados en las escuelas y exigir el refuerzo del aprendizaje de la lengua nacional.

El "Estudio prospectivo sobre inmigrantes calificados en Portugal", de los sociólogos Pedro Góis y José Carlos Marques, divulgado en octubre, apunta la serie de dificultades que los extranjeros encuentran para ver reconocidos sus diplomas en Portugal.

En entrevista a Diario de Noticias, de Lisboa, después de la presentación del trabajo, Góis explicó que los ciudadanos de Moldavia, Rumania, Rusia y Ucrania, las comunidades de Europa central y oriental más representadas en Portugal, "emigran para trabajar y en una primera etapa, no están preocupados con sus calificaciones".

"Portugal ya desperdició una primera ola de inmigrantes calificados, (procedentes) de los países del Este (europeo) y hay otras olas, de brasileños, que están esperando ese reconocimiento", indicó el investigador, que, a la vez, lamentó que los establecimientos educacionales y los colegios profesionales dificulten este reconocimiento.

Los profesionales inmigrantes "no tienen tiempo ni dinero para esperar por todo ese proceso", sentenció Góis.

Empero, el desperdicio no sólo afecta a Portugal, sino también a las naciones luso-africanas que envían jóvenes becados a las universidades de la antigua metrópolis, pero que, una vez obtenido el diploma, la mitad de ellos no regresan a sus países.

El sociólogo concluyó lamentando que no sólo se desperdician cuadros formados en sus países, "sino de personas que estudiaron en Portugal y que después no son aprovechadas ni en sus patrias ni en el país que les acogió, acabando por trabajar como empleados de mesón en los negocios de comida rápida McDonald’s".

Mario de Queiroz

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