Cada vez son más y cada vez están más integrados. Los bajos índices de natalidad y el sistema económico que mantiene el buen nivel de vida existente en España los convierte en necesarios, casi imprescindibles para que todo se mantenga más o menos como siempre. A la llegada masiva de inmigrantes a la provincia en los últimos años podría aplicarse la famosa frase del príncipe Salina (Burt Lancaster en el cine) en El Gatopardo: 'Algo debe cambiar para que todo siga igual'.
En sólo un lustro (el periodo que comprende de 2002 a octubre de 2007) los afiliados extranjeros a la Seguridad Social casi se han triplicado y han pasado de ser 3.996 a 10.977, con incrementos periódicos de entre 1.000 y 1.500 afiliados inmigrantes más por año. Una cifra aún exigua en comparación a los 395.791 afiliados en total que registra en la actualidad la provincia, pero cuyo crecimiento constante supondrá que en unos pocos años se convierta en un porcentaje significativo.
La gran mayoría de estos inmigrantes dados de alta como trabajadores pertenecen al régimen General, dentro del cual, los sectores de la construcción y la hostelería son igualmente mayoritarios. Además, llama la atención de que 2.261 sean autónomos. Un dato que encaja con la percepción de las asociaciones solidarias que trabajan en favor de la integración laboral de las personas nacidas fuera de las fronteras españolas y que orientan muchos de sus programas a ayudar a los inmigrantes que desean montar sus propias empresas dada la gran dificultad existente en encontrar un empleo por cuenta ajena con buenas condiciones laborales.
Los inmigrantes también están poco a poco conquistando sectores hasta ahora vetados para ellos. 'El nivel formativo en origen de estas personas es muy similar a la media nacional, pero hasta hace poco tenían que conformarse con un pocos empleos como la de trabajadora doméstica o albañil no cualificado. Por ejemplo, en los últimos tiempos los inmigrantes están calando en otros sectores, como en la hostelería, donde está habiendo una importante subida', explica Francisco Morales, coordinador provincial del Centro de Acogida de Inmigrantes (CEAIN).
El retrato de la situación laboral de los extranjeros en Cádiz es un reflejo exacto de lo que sucede en el resto de España. De este modo, de los 767.000 nuevos puestos de trabajo creados en España en 2006, 450.000 fueron ocupados por inmigrantes , lo que implica que sólo el 42,2 por ciento de los españoles pudieron cubrir el nuevo empleo y el 58,8 por ciento restante se habría quedado sin cubrir a no ser por la inmigración, según los datos del Anuario La Inmigración en España en 2006, realizado por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio.
Así, el presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez-Navarro, advirtió del riesgo que supone que en los próximos años se produzca una caída del empleo de inmigrantes en la construcción por la crisis del sector. Así, un total de 376.700 extranjeros trabajan este año en la construcción, un 21 por ciento más que el año pasado. Pero este dato refleja la caída en la demanda de empleo en esta actividad, ya que el crecimiento en el 2006 fue mucho mayor, con un aumento del 66 por ciento de trabajadores inmigrantes sobre el 2005. Unas cifras que dejan clara la tendencia a la baja del sector.
El estudio apunta, además, que el segundo sector con mayor número de extranjeros,tras la construcción, es el hostelero, con un total de 210.800 trabajadores en el 2007. Después de esta actividad económica se encuentran la agricultura (con 157.900 inmigrantes empleados), el comercio (174.500) y el servicio doméstico (183.200).
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