El número de autónomos extranjeros se ha incrementado en la autonomía más de un 50% en lo que va de año, pasando de 3.981 a finales del 2006 a un total de 6.012 en agosto, último mes del que existen estadísticas. En León suman un total de 862 con un incremento del 26% en el mismo periodo de tiempo, porcentaje que tiende a crecer. Nunca se había dado un fenómeno parecido, según la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), con casi medio millón de afiliados en España, unos 13.000 en Castilla y León y un millar en la provincia leonesa, de los cuales la mitad están inscritos en el Bierzo.
Según un estudio realizado por la Obra Social de Caixa Galicia para la autonomía de Castilla y León, donde ya cuenta con numerosas oficinas en sus planes de expansión, «el número de autónomos extranjeros se ha incrementado en 2.121 personas», siendo las provincias de Burgos y Ávila las que más han acusado este crecimiento con altísmos porcentajes próximos al 90% por su proximidad a las áreas industriales del País Vasco y Madrid, respectivamente, mientras que decae hasta el 13,4% en Salamanta y en León se mantiene en un término medio. La franja de edad de los nuevos autónomos oscila entre 25 y 45 años, por lo demás coincidente con la de la inmigración para trabajos por cuenta ajena.
La mitad de los autónomos en Castilla y León son actualmente de nacionalidad rumana (19%), búlgara (16%) y portuguesa (13,4%), si bien los primeros han registrado durante el último año un crecimiento espectacular «pasando de 146 nuevas afiliaciones a la Seguridad Social hasta agosto del 2006 a 1.186 en la misma fecha del 2007», lo que los coloca en un indiscutible primer lugar. Según Soraya Mayo, presidenta regional de ATA, «Castilla y León es una comunidad que se caracteriza por tener un crecimiento exponencial en sus autónomos inmigrantes (…) un dato que hay que analizar desde una doble óptica: los extranjeros aportan riqueza a nuestra sociedad y el empresario también iniciativa a nuestra economía».
De pensionistas a inmigrantes
Según el estudio de ATA, el fenómeno migratorio no es algo nuevo en España, desde las emigraciones de los españoles de los años sesenta hacia la Europa rica de Francia, Alemania o Suiza, hasta la llegada posterior de jubilados extranjeros a las costas del Mediterráneo para pagar sus últimos soles con apartamentos y precios de turismo o residente barato. «El perfil del extranjero en España empieza a cambiar para convertirse en una inmigración para la mejora del empleo, la economía familiar o el futuro de sus hijos».
En esta tesitura «el extranjero viene a este país a emplearse y tiene dos alternativas, la de trabajar para terceros como empleado o la de emprender su propio negocio. En la mayoría de los casos la primera alternativa puede ser una vía para comenzar a conocer con mayor profundidad la realidad del nuevo entorno en el que se encuentran y comenzar a crear el pequeño patrimonio que les permita dar un segundo paso a aquellos cuyas características les predisponen a ese desarrollo emprendedor».
Esta segunda línea, la de abrir el propio negocio, cuenta cada día con más adeptos, una vez que el inmigrante ha adquirido el suficiente conocimiento, experiencia y confianza en el país de destino elegido. «Cada día es más importante el colectivo que se decanta por esta opción ya que en los últimos años el crecimiento de autónomos extranjeros en España ha sido espectacular. De hecho y en los últimos cinco años una de cada cinco nuevas altas en el Régimen Especial de Autónomos corresponde a un extranjero».
Construcción y rumanos
Entre enero y agosto el número de inmigrantes que se han constituído en empresarios autónomos en la provincia de León ha pasado de 684 a 862, lo que supone un incremento del 26% en unos pocos meses. En Avila y Burgos supero el 90% y en Valladolid y Soria el 55%.
Por sectores la industria y la agricultura dieron lugar a iniciativas muy escasas (apenas un 3,5% sumadas ambas actividades), en tanto en el grueso se concentró en la construcción y los servicios. El auge de la construcción, con cada vez más cadenas de subcontratas prácticamente obligó a los inmigrantes a establecerse como autónomos, a veces subcontratando luego a parientes y paisanos recién llegados, pero dándose todos de alta en la Seguriad Social. En cuanto a los servicios, con casi un 64% de empleos autónomos, la mayoría están ocupados por mujeres y el puesto concreto de trabajo va, de más a menos, de hostelería y limpieza doméstica hasta el cuidado de ancianos en trabajos que ya no quieren los españoles y por los que tienen que cotizar ellas mismas por su cuenta a la Seguridad Social.
http://www.diariodeleon.es/inicio/noticia.jsp?CAT=113&TEXTO=6456191
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