El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acusó el miércoles a la oposición de "antipatriótica" por sembrar la alarma sobre la economía y prometió crear empleo y elevar el salario mínimo si su gobierno es reelegido en marzo.
Con una espina en la inflación y síntomas de que la burbuja inmobiliaria puede estar a punto de estallar, la economía ha pasado de ser la baza del Gobierno a convertirse en un problema en cuestión de meses.
Las encuestas que muestran un aumento del número de ciudadanos que se muestran preocupados por asuntos económicos han sido un regalo para la oposición popular, que ha acusado al Gobierno de no saber preparar a la gente para los malos tiempos y de subestimar su gravedad.
En una intervención ante destacados empresarios, Zapatero utilizó el lenguaje del PP contra él, acusando a sus líderes de sembrar la alarma y por tanto haciendo más probable el sufrimiento económico.
"Tienen todo el derecho a hacer la crítica más dura a la política económica del Gobierno, pero crear alarmismo injustificado en torno a la economía de un país puede dañar las expectativas y, no siendo justo ni objetivo, permítanme que lo diga, es lo menos patriótico que conozco", dijo Zapatero, tras prometer crear empleo y subir los salarios más bajos.
El Gobierno espera que el Producto Interior Bruto (PIB) alcance el 3,8 por ciento en 2007, continuando con una década en la que España ha funcionado mejor que el resto de países de la zona euro. Pero hay signos de que la escasez de liquidez ha puesto fin a una rápida acumulación de deuda familiar que contribuyó al 'boom' inmobiliario, en parte responsable del crecimiento económico.
Los nervios también han hecho mella en la Bolsa española, en las que las acciones de una de las empresas inmobiliarias punteras, como por ejemplo Colonial – asfixiada por una deuda de casi 9.000 millones de euros -, llegaron a perder entorno la mitad de su valor durante las Navidades.
LA OPOSICIÓN SE APROVECHA
La oposición ha sacado provecho de un aumento del desempleo y de los datos de la inflación, que saltó en diciembre a un 4,3 por ciento, una cifra mayor de la esperada y el índice más alto en una década.
El portavoz económico del PP, Miguel Arias, ha acusado a Zapatero de "cerrar los ojos" a los crecientes problemas económicos.
Pero el presidente, cuyo Partido saca una estrecha ventaja al PP de cara a las elecciones generales del 9 de marzo, dijo que España estaba bien situada para soportar las turbulencias, que atribuyó a la crisis de las 'subprime' de EEUU y a la escasez de liquidez.
"Hay sobradas razones para esperar que el impacto sea limitado y poco duradero y que no afecte a los países por igual", dijo.
Un nuevo Gobierno socialista elevaría el salario mínimo a 800 euros al mes frente a los actuales 600 euros durante su mandato y buscaría crear de entre 1,6 y dos millones de empleos, dijo.
Zapatero prometió también eliminar la burocracia y promover la restauración del centro de las ciudades, unas medidas que darían trabajo a las empresas de construcción que ven como la demanda familiar se evapora.
El impuesto de la renta también se simplificaría, dijo Zapatero, pero dijo que no iba a intentar igualar las promesas del PP de rebajar los impuestos a las rentas más bajas.
"Creo que no es bueno que hagamos una excesiva competición de ofertas fiscales en momentos electorales", dijo Zapatero.
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