Una especialista alerta sobre los daños en la fisiología femenina. La mujer paga una factura muy alta por trabajar y la paga en salud.
En la última década, las mujeres de 35 a 45 años han comenzado a enfermar de patologías típicamente masculinas como la hipertensión, hipercolesterolemia, cardiovasculares (19%, mujeres, 15%, hombres) depresión, ansiedad, estrés, sobrepeso, además de menopausia precoz, infertilidad… La lista va aún mas allá porque también se ha observado que las tasas de alcoholismo y de tabaquismo aumentan y que las cifras superan las de la adicción masculina.
Los datos los dio a conocer ayer en Valencia la directora del Instituto de Medicina Avanzada, Teresa Añón, junto con la directora de la mujer, Celia Ortega. Añón explicó que la fisiología de la mujer -con unos ciclos biológicos y neurobiológicos muy estrictos, sensibles y perfectos- no está adaptada a los horarios, competitividad y estilo de vida que rigen el mundo laboral masculino.
"La única solución inmediata es caer en la cuenta, preguntarse por qué se enferma y conocer los mensajes que da el cuerpo por estrés", declaró la especialista, que observó que para modificar estos nuevos perfiles de enfermedad hay que conocer su impacto, sanarlos y modificar las estructuras sociales y empresariales: "España e Italia con mayor número de horas laborales que los países de centro Europa son menos productivos: trabajamos mucho, pero no producimos tanto, luego habrá que analizar qué sucede".
El desajuste que ocasiona entrar en un mundo laboral concebido desde un enfoque masculino dispara las cargas de culpabilidad y responsabilidad de las mujeres que renuncian a asistir a reuniones para no abandonar a los hijos. La situación empeora, cuanto mayor es el nivel económico. "A más preparación, más exigencia laboral, más problemas de salud y más insatisfacción personal", declaró Añón.
La especialista sostiene que otra de las grandes facturas que paga la fisiología de la mujer es la maternidad: "el motor del parto se está perdiendo". "Los circuitos de contención del estrés se quedan bloqueados por las hormonas de la gestación y la embarazada sufre más", expresó Añón que destacó que una gestante no puede trabajar hasta la víspera del parto, porque eso es contrario a la producción de oxitocina necesaria para dilatar.
Pilar G. del Burgo
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