La desaceleración acentúa un problema que afecta sobre todo a los latinoamericanos, unos 786.000 a mediados de 2007 de más de un millón de extracomunitarios sin permiso.
A mediados de 2007, 1.105.000 extranjeros extracomunitarios en edad de trabajar no podían ejercer sus derechos laborales al no disponer de permiso de residencia, según estimaciones del Gabinete Económico Confederal del sindicato Comisiones Obreras (CCOO), recogidas en un reciente estudio sobre la economía española.
De este modo, de los casi 3,5 millones de extranjeros a mediados de 2007, sólo serían legales 2,3 millones, siendo el resto residentes que no tienen permiso de trabajo, por tanto no cotizan y, en consecuencia, no tienen derecho a la prestación por desempleo.
Esta situación, explican desde el gabinete de CCOO es "especialmente preocupante en momentos de desaceleración". Antes, aducen, "parecía que todo el mundo ganaba", pero ahora que la economía se ralentiza se ponen de manifiesto los problemas adicionales que derivan de esta situación.
"Las entradas de trabajadores extranjeros han continuado caracterizándose por la falta de reconocimiento de sus derechos laborales", insiste CCOO, quien explica que esta carencia ha sido "históricamente la norma en el proceso de incorporación de mano de obra de origen extranjero". Y aducen que "sólo en 2001, las vías legales superaron a las irregulares, representando las autorizaciones iniciales un 63,8% del total de entradas.
Así, durante el primer semestre de 2007 se solicitaron 92.000 autorizaciones iniciales de trabajo, que suponen un 32% de las altas que se produjeron en el periodo (285.000) en la población activa de extracomunitarios.
Por colectivos, los hispanoamericanos son los que más sufren este déficit de reconocimiento de derechos laborales derivado de no haber cotizado y, al fin y al cabo, de una situación que supone un ahorro para los empresarios, expone CCOO.
En el primer semestre de 2007, sólo el 24,4% de aquellos que entraron a formar parte de la población activa lo hicieron con permiso de trabajo. Les siguen los europeos extracomunitarios (35,2%) y los africanos (55,2%), mientras que los asiáticos son la excepción, con el 95,1% de las entradas con permiso de trabajo.
El trance, para estos trabajadores extranjeros, es complicado ante una fase de ralentización económica, más en un modelo de recepción de inmigrantes como el español, basado en el arraigo y la reagrupación familiar. A veces la única opción que les queda es el regreso a su país de origen, ante la imposibilidad de encontrar un nuevo horizonte para su situación.
Los comentarios están cerrados.