El plan de recolocación de los parados que ultima el Ministerio de Trabajo, y que presumiblemente será aprobado este viernes por el Consejo de Ministros, nacerá políticamente cojo. No contará con el respaldo expreso de sindicatos y empresarios. En el primer caso, por falta material de tiempo para las negociaciones, toda vez que las centrales sindicales recibieron el documento el pasado martes, lo que impide una negociación “sosegada” de las propuestas, en palabras de un dirigente sindical.
En el caso de la patronal CEOE, los motivos son de mayor calado. Los empresarios han hecho llegar al ministro Caldera que no tienen ningún interés en negociar nada con el Gobierno hasta la próxima reunión de su Junta Directiva. Se trata, en realidad, de una forma elegante de decir ‘no’ a cualquier negociación con el Gobierno antes de las elecciones del 9 de marzo. CEOE pretende, de esta manera, impedir que el Gobierno capitalice políticamente el diálogo social a pocas fechas de las elecciones generales.
El plan de recolocación de los parados -para el que se prevé una dotación de 201 millones de euros- nació como una solución de emergencia ante el súbito deterioro del mercado laboral, principalmente a partir del paro registrado del mes de enero, cuando se contabilizaron 132.4000 desempleados más. Tras conocerse el dato, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, anunció que el Gobierno pondría en marcha un plan de recolocaciones destinado a los sectores más sensibles al nuevo contexto económico -inmobiliarias y construcción-, llegando a sugerir que se aprobaría de forma casi inmediata. Ha pasado mes y medio y el plan no ha visto la luz, por lo que la última fecha ‘disponible’ antes de las elecciones es el próximo viernes, cuando se celebra la habitual reunión del Consejo de Ministros.
El Gobierno capitaliza el diálogo social
“Estéticamente es impresentable que se apruebe una medida así, inmediatamente antes de las elecciones y sin haber sido discutida con los agentes sociales”, sostiene una fuente sindical. Ayer a mediodía, los sindicatos no habían recibido todavía ninguna citación del Ministerio de Trabajo para negociar el plan.
El interés del Gobierno por capitalizar el diálogo social ya tuvo un encontronazo hace algunas semanas, cuando el Ejecutivo convocó a los agentes sociales para ‘reflexionar’ sobre lo logrado en materias sociolaborales a lo largo de la legislatura. En el entorno del presidente Zapatero se quiso celebrar el acto en la calle Ferraz, sede del PSOE, pero finalmente se trasladó a Moncloa a la vista de la oposición frontal que manifestaron sindicatos y empresarios, molestos con el hecho de que el Gobierno quisiera capitalizar los avances en materia de diálogo social. No hubo foto a tres partes y el acto, finalmente, se limitó a breves encuentros bilaterales sin ningún contenido político.
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