¿A qué tipo de puestos se presentan las mujeres? ¿En cuáles son más contratadas? ¿Se da una relación directa entre lo que aspiran y lo que logran? Para responder éstas y otras preguntas, Randstad ha analizado más de 100.000 solicitudes de empleo en España durante 2007 con los siguientes resultados.
A pesar de que ellas se presentan a mayor número de ofertas de empleo, en total consiguen menos contratos que sus colegas masculinos. Una diferencia de casi 10 puntos porcentuales a la hora de buscar un empleo. Así las mujeres representan el 56% del total de candidatos a un puesto de trabajo, y sin embargo obtienen tan sólo el 46% del total de las contrataciones.
Las mujeres no se presentan por igual a todos los puestos y muestran mayor interés por los empleos de administración, restauración y comercio o salud y presentan menor interés por los puestos de industria y logística. Sin embargo, el mercado recurre a las mujeres para puestos de limpieza, comercial o call center.
Las mujeres empiezan a trabajar después que los hombres, ya que ellas prefieren seguir estudiando. Aún siguen existiendo diferencias educativas notables por edad. Lo que no impide que las mujeres logren más contratos cuando el mercado requiere profesionales con mayor cualificación.
En cuanto a la jornada laboral, los datos obtenidos por Randstad destacan que ellas prefieren jornadas intensivas o parciales, mientras que ellos muestran mayor interés por la jornada completa. Estas diferencias también se reflejan en la disponibilidad para viajar o trasladar el lugar de residencia por motivos laborales: la mujer está predispuesta a viajar e incluso a cambiar su lugar de residencia siempre, pero es más reflexiva a la hora de hacerlo y valora por encima de sus compañeros que las condiciones sean las óptimas.
Igualdad desigual…
Randstad ha analizado qué preferencias laborales tienen las mujeres, es decir, a qué tipo de puestos se presentan en mayor número. Los resultados indican que las féminas prefieren trabajar en puestos administrativos (en un 28% del total), en restauración y comercio (en un 15% de los casos) y sienten una preferencia menor por puestos de logística e industria, que son claramente preferidos por sus compañeros masculinos (representan el 24% y 21%, respectivamente, del total).
Estos datos acusan un mercado laboral desigual: para determinados puestos sigue mostrando una clara orientación femenina o masculina. Por ejemplo, 8 de cada 10 personas que se presentan a un puesto administrativo y hasta 9 de cada 10 que se presentan a un empleo de limpieza son mujeres. Algo lógico si pensamos que ellas logran el 74% de los contratos administrativos y más del 90% de los empleos domésticos o de limpieza. Por otro lado, hay trabajos para los que importa poco las preferencias de la mujer. Tal es el caso de los comerciales, en el que se presentan un 52% de mujeres, pero para los que logran un 83% de los contratos.
Faltan 110.000 mujeres en logística
Los datos analizados por Randstad ponen de manifiesto que el mercado podría encontrarse con un déficit de trabajadores si quisiera cumplir con la igualdad en todos los empleos.
Si se siguieran escrupulosamente las orientaciones de la Ley de Igualdad en España, 65.000 mujeres que trabajan como administrativas, 96.000 empleadas domésticas y de limpieza y 83.000 trabajadoras en comercio y restauración se quedarían sin empleo. Por otro lado, el mercado sufriría un déficit de 66.000 mujeres en la industria y de 120.000 para el sector de la logística. En este último caso, si se contratase al 100% de las mujeres que se presentan a un puesto de logística, aún así quedarían por cubrir 20.000 empleos al año.
Las mujeres buscan más empleo que los hombres
Las mujeres son mayoría a la hora de buscar empleo, tal y como constatan los datos analizados por Randstad para el año 2007. Superan a los hombres en todos los tramos de edad hasta los 40 años, momento en el que se iguala el número de candidatos de uno y otro género y a partir del cual encontramos mayoría de candidatos masculinos.
Las diferencias más destacadas por edad, a favor de la mujer, se encuentran entre los menores de 24 años, grupo en el que el colectivo femenino representa el 60% del total. Tal y como ya apuntaba el Informe Mujer y Trabajo elaborado por Randstad y ESADE, la franja de edad más favorable para la mujer tanto en actividad como en ocupación se da entre los 20 y 24 años, y a partir de ahí la situación se deteriora.
Los hombres comienzan antes a trabajar…
Randstad ha analizado el número de personas contratadas en función de su edad y género y los resultados muestran claras diferencias por rangos de edad. Si bien ellos comienzan antes a trabajar (en el grupo de jóvenes de 16 a 24 años un 58% son hombres y un 42% son mujeres), a los 30 años hay prácticamente una equidad entre los hombres y las mujeres contratados (52% son hombres y 48% son mujeres).
A partir de dicha edad, las cifras de Randstad muestran un aumento en el número de mujeres contratadas con respecto a sus colegas masculinos de la misma edad (en especial en el tramo de edad de 45 a 65 años, en el que las mujeres representan el 65% del total).
Y las mujeres prefieren continuar sus estudios…
La distinta edad de inserción laboral entre hombres y mujeres se puede explicar en base a diversas razones. Por un lado, las mujeres eligen continuar con sus estudios más allá de la enseñanza obligatoria, por lo que se insertan en el mercado laboral más tarde, tal y como refleja, por ejemplo, que el 60,58% del total de universitarios en España sean mujeres . Es decir, ellas prefieren seguir estudiando y, además, se inclinan por las carreras más largas (ocupan el 62,52% de las licenciaturas y el 57,95% de las diplomaturas).
Sin embargo, de forma global, la mujer sigue presentando un déficit de formación respecto al hombre, lo que en parte podría explicar sus desventajas en el mundo laboral, pero, por otro lado, cuando trabaja, a la mujer se le exige una formación mayor que al hombre. Todavía se aprecia que las mujeres tienen menos educación que los hombres. Más de un 34% de las mujeres tienen educación primaria o inferior, frente a un 31,1% de los hombres , pero esta cifra se concentra, básicamente, en las mayores de 65 años (tal y como reflejan el 80% de las mujeres analizadas). A medida que disminuye la edad, aumenta el nivel de estudios de las mujeres, en especial si se compara con el de los hombres. Más del 30% de las mujeres menores de 45 años tienen estudios superiores, frente al 28% de los hombres.
Este hecho tiene un fiel reflejo en el mercado laboral. Tras el análisis de los contratos efectuados por Randstad durante 2007, destaca que casi un 50% de los hombres contaban con estudios secundarios (algo menos en el caso de las mujeres). Pero a medida que aumenta el nivel educativo, aumenta el número de mujeres contratadas.
Los hombres se inclinan por la jornada completa y las mujeres por la intensiva
Las mujeres prefieren optar por puestos de jornada laboral intensiva (lo eligen en un 34% de los casos), mientras que los hombres se inclinan más por jornadas laborales completas (tan sólo el 19% prefiere una jornada laboral intensiva).
Otra de las diferencias por género en este caso es la preferencia por los empleos de jornada parcial: sólo el 8% de los hombres elige esta opción frente al 17% de las mujeres.
Estos datos vienen a corroborar la tendencia ofrecida en el Informe Tiempo de Trabajo elaborado por Randstad y ESADE en el que se presentaba que el contrato a tiempo parcial en Europa es fundamentalmente femenino: un 34% de mujeres frente a un 6% de hombres. Eso sí, España tiene tan sólo un 18% de mujeres trabajando a tiempo parcial frente a una media de la UE-15 del 34% o el 67% de Holanda. Y es que, como apuntaba el mismo estudio, trabajar a tiempo parcial puede ser la mejor opción para algunos trabajadores. Del total de personas que en la UE-15 trabajaban a tiempo parcial dos tercios de mujeres y hasta un tercio de los hombres aseguraban no querer un trabajo a tiempo completo.
La relación contractual y la jornada laboral son claves a la hora de acumular “capital profesional”. La menor intensidad y la menor cantidad de horas de trabajo acumuladas pueden suponer un handicap en el desarrollo de la carrera profesional de la mujer. No sólo por una dedicación más discontinua al trabajo, sino porque algunos empleadores creen que las mujeres con hijos pequeños están menos motivadas que las que no son madres o quienes tienen hijos más mayores. Una idea que gana fuerza si se considera que hoy en día muchas ocupaciones con cierto nivel de responsabilidad suelen implicar horarios dilatados, viajes y desplazamientos.
Ellas y ellos están dispuestos a viajar… en función de las condiciones
Lejos de la creencia habitual, tanto hombres como mujeres están dispuestos a viajar por motivos de trabajo. Eso sí, la mayoría de trabajadores lo harían siempre en función de las condiciones (ellos en un 41,70% de los casos y ellas en un 44,18%). Los hombres son los que presentan mayor disponibilidad y muestran una clara voluntad de viajar por motivos de trabajo en un 48,48% de las ocasiones.
Iguales ante el cambio de residencia
De aquellos trabajadores dispuestos a un cambio de residencia por motivos laborales, el 45% son hombres y el 55% mujeres. Tal y como sucedía en la disponibilidad para viajar, las condiciones son las que van a determinar la decisión final de los trabajadores. Y al igual que en el caso anterior, los hombres son, en general, menos reacios al traslado, lo harían en un 32,43% de las ocasiones frente a un 24,83% de las mujeres.
Menos experiencia, menos salario
Según los últimos datos recogidos por Randstad, las mujeres cobran, de media, un 3% menos que los hombres. Además, sólo un 18% de mujeres afirma ser el principal salario frente a un 68% que dice que lo es el de la pareja .
Como es lógico, en el salario final de los trabajadores influyen condiciones tan diversas como la formación, el tipo de puesto o los años de experiencia. En este sentido, destaca que la mujer presenta un recorrido profesional más corto que el hombre, lo que podría explicarse por su incorporación más tardía al mercado profesional, su elección de jornadas laborales más cortas o su desvinculación con el empleo cuando son madres.
Tal y como reflejan los datos de Randstad, los hombres pueden aportar una experiencia más amplia que las mujeres. Hasta un 30% cuenta con entre 5 y 10 años de experiencia, y más de un 25% lleva trabajando más de 10 años. En el caso de las mujeres, el grupo con mayor porcentaje es igualmente el de experiencia de entre 5 y 10 años, pero no llegan al 20% las mujeres que pueden aportar más de 10 años de bagaje profesional.
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