Desde hace unos años la entrada del colectivo inmigrante en nuestro escenario laboral no ha dejado de crecer, la tasa de actividad roza hoy el 80%, lo que desencadena un replanteamiento de la situación.
Algo más de cuatro millones de extranjeros residen actualmente en nuestro país —en los años noventa esta cifra no alcanzaba el medio millón de personas—, según las últimas estimaciones de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración. De ellos, y sin tener en cuenta la población que no ha regularizado su situación, más de la mitad (2.003.839) está afiliada a la Seguridad Social.
Partiendo de estos datos y con la firme convicción de que la entrada de población inmigrante en nuestro mercado laboral precisa de una especial atención por parte de empresarios, empleadores y gestores de recursos humanos, se celebraron las Jornadas sobre inmigración y mercado de trabajo organizadas por la Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas Agrupación Centro (Aedipe Centro) en colaboración con la mutua de accidentes de trabajo Fremap.
En el acto, expertos del panorama laboral y de gestión de personas desgranaron los principales retos que esta tendencia supondrá dentro del mercado de trabajo español y que, como el subdirector regional de Fremap, David Peña, propuso en la presentación requieren «redoblar el esfuerzo en materia de integración y conocimiento de este sector de la población».
Un nuevo escenario
Si hubo un punto en el que coincidieron todos los ponentes fue que nos encontramos ante un nuevo escenario económico y laboral que influirá en la forma de ver y gestionar el mercado. Los últimos datos apuntan a una progresiva desaceleración económica y un aumento del paro. Valentín Bote, director general de empleo de la Comunidad de Madrid, al analizar estos cambios advirtió de que «en todas las crisis, el primero que sufre las consecuencias es el trabajador de base, ya sea nacional o, como sucede en la mayoría de casos, inmigrante».
Por otro lado, el socio director de PeopleMatters, Alfonso Jiménez insistió en que, además, este panorama ha experimentado en menos de dos décadas hechos como la incorporación de la mujer al trabajo, el descenso de la natalidad —«suavizado gracias a la inmigración»—, el envejecimiento de la población, un cambio de valores entre los más jóvenes y un claro desajuste entre oferta y demanda de empleo que nos demuestra, en su opinión, que seguiremos necesitando de profesionales extranjeros. «Por ello, la gestión de personas no puede ser independiente de estas circunstancias».
Del ‘back’ al ‘front’
El segundo de los retos propuestos en estas jornadas de Aedipe tiene que ver con la evolución del perfil de «profesional extranjero». Como explicó Alfonso Jiménez, en los años noventa cubrían sólo puestos de baja cualificación y de back office (sin trato con clientes) en sectores como agricultura, logística, servicio doméstico o construcción.
Posteriormente, con la llegada de latinoamericanos con los que compartíamos idioma, se pasó a empleos de baja cualificación pero de cara al público —front office—, y ahora se plantea una necesidad de personal para sectores como el biomédico e ingeniería en tecnologías de la información, a pesar de que, de momento, el 75% de ellos siga copando trabajos no cualificados.
Este cambio de perfil plantea varias cuestiones. La principal tiene que ver con mejorar los mecanismos de captación profesional internacional, tanto en origen como desde nuestro país. María Benjumea, presidente de Infoempleo.com, puso el ejemplo de los países anglosajones que cuentan con medidas para atraer inmigrantes cualificados —como la blue card de algunos países europeos y la green card estadounidense, que facilitan la entrada al país—. Para el director general de empleo de la CAM esto supondría «avanzar hacia otro sistema más directo y que discrimine positivamente la entrada de empleados cualificados no nativos, así como impulsar la búsqueda y contratación en origen».
Formación y más formación
Por último, el tercero de los grandes retos, consecuencia, a su vez, de los otros dos, es el impulso de la formación para este sector poblacional. En este punto se incluirían desafíos como la revisión de las homologaciones y convalidaciones de títulos extranjeros, ya que, como recordó Javier Díez Sourroulle, consejero delegado de la consultora de formación Hedima, «sólo el 13% de los inmigrantes que llegan a nuestro país lo hace sin ningún tipo de estudios».
Asimismo, el moderador de la mesa, Antonio Crespo, presidente de Aedipe Centro, se refirió a que sería necesario implementar los esfuerzos de los empleadores y directivos españoles en materia de incorporación e integración de estos profesionales. No se trata únicamente de impartir programas formativos —idiomas, riesgos laborales, seguridad, integración…— al nuevo miembro sino de incluir en ellos al resto de la plantilla.
Por último, en este mismo ámbito se abordó la financiación de estos planes formativos. Según expuso Díez Sourroulle, de los 385 millones de euros de financiación pública que se dedicaron a este fin en 2006, sólo se aprovecharon unos 229 millones: «El reto es optimizar los recursos propios y maximizar el uso de los de origen público».
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