Tanto en números relativos como en absolutos, la presencia de extranjeros en Sevilla es cada vez más significativa, pese a que la cifras siguen siendo menores que la media nacional y la de muchas provincias y grandes capitales con mayor pujanza económica, especialmente las de la vertiente mediterránea. Esa media nacional de porcentaje de población extranjera es del 9,2%, mientras que haciendo la media de los 105 municipios sevillanos el balance es sólo del 2,5% de foráneos, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero la progresión en las pirámides de población de otras nacionalidades ha sido espectacular en los tres últimos lustros tanto a nivel provincial como en la capital hispalense, y esa realidad debe ser afrontada por las administraciones para evitar guetos.
En lo que a Sevilla capital se refiere, la subida está siendo espectacular y mantenida en los cuatro o cinco años más recientes, especialmente por la apertura de fronteras con Rumanía y Bulgaria, ya miembros de la Unión Europea. En 2005 ya eran 21.000 los extranjeros empadronados. En 2006 la cifra superaba los 25.000 y los últimos datos registrados, los de 2007, indican que en la capital andaluza residen ya 33.400 ciudadanos de otras naciones, algo más de la mitad de los censados en la provincia (49.860) y teniendo siempre en cuenta que las cifras oficiales son «suaves» ya que no todos los que llegan se empadronan.
El 4,7% de la población empadronada en Sevilla capital tiene nacionalidad extranjera, porción demográfica que puede considerarse relevante. Aún está lejos esta cifra, no obstante, de las que presentan otras grandes capitales, como Madrid —donde ya se ha superado ampliamente el medio millón de extranjeros— o Valencia —donde rozan los 100.000—, o de ciudades o pueblos de menor rango poblacional que Sevilla, pero que son foco de atención de los inmigrantes por sus oportunidades laborales. En El Ejido, por ejemplo, uno de cada siete habitantes es marroquí; en muchas localidades murcianas, los ecuatorianos superan el 10% del padrón; en Alcalá de Henares, los rumanos representan más del 15% del censo. En Sevilla sigue sin ocurrir algo así, pero la tendencia comienza a parecerse.
El «boom» de la ampliación
El mayor cambio en este sentido se debe a la ampliación de fronteras europeas por la zona oriental y la llegada masiva de rumanos. Cabe resaltar que unos 605.000 oriundos de ese país viven en la actualidad en España oficialmente, frente a los 600 que lo hacían en 1994. Según los datos aportados hace unos meses por la cónsul rumana en Sevilla, Mónica Mikaela Stirbu, por las calles hispalenses deambulan sin techo unos 400 ciudadanos de su país, que en total, con los asentados y censados oficialmente, son ya más de 10.000 según sus cálculos, convirtiéndose así en la población extranjera mayoritaria por delante de los marroquíes, hasta ahora los foráneos más numerosos en Sevilla.
Los datos oficiales que recopila el Ayuntamiento de Sevilla, de hecho, siguen apuntando a los originarios de Marruecos como los empadronados extranjeros más numerosos por delante de los procedentes de Rumanía, aunque éstos, por su carácter nómada en muchos casos, son más difíciles de cuantificar, algo que puede explicar las divergencias entre los datos del consulado y los municipales. Más allá de cifras oficiales, los responsables diplomáticos del país donde desemboca el Danubio han indicado recientemente que en Andalucía hay ya viviendo 79.000 rumanos, destacando el aumento de los dos últimos años con el ejemplo de Sevilla, donde en 2006 vivían 800 y ahora acoge a más de 10.000, un tercio de los inmigrantes que viven en la capital regional.
El servicio de empadronamiento del Ayuntamiento sevillano no tiene a tantos controlados. Eso sí, según los indicadores oficiales más recientes, el número de rumanos empadronados ronda los 1.900, cifra bastante alejada de la realidad expuesta por los responsables de ese país en Sevilla y de lo que se aprecia por las calles. La población de esta nación del este europeo va asociándose y creando conexiones para asentarse mejor en la urbe, pero en su mayoría carece de la deseable adaptación a la realidad sociocultural que ahora les acoge.
Mucho más homogénea y controlada por los servicios municipales es la inmigración marroquí, históricamente la más importante en Sevilla. A tenor de lo reflejado en las listas de empadronamiento, el número de ciudadanos de ese país magrebí en 2007 era de 3.527.
El crecimiento de la cantidad de marroquíes en Sevilla ha sido mucho más constante y moderado en comparación con los rumanos. A diferencia de otras etnias, estos extranjeros prefieren la capital a cualquiera de los pueblos de la provincia, donde se concentran principalmente en Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Marchena y Los Palacios, según los datos del Observatorio de Inmigración Marroquí en España.
…Y Suramérica
Tras rumanos y marroquíes, la mayor parte de los inmigrantes asentados en Sevilla proceden de Suramérica. Por cuestiones obvias como cultura, lengua o religión, se trata del colectivo mejor adaptado. Se dedican básicamente al comercio ambulante y el servicio doméstico, campo laboral donde está presentando un verdadero auge la atención a personas mayores. El grupo más numeroso es ya el de los bolivianos, básicamente comerciantes ambulantes y empleados en hogares hispalenses. El padrón municipal de 2007 señala que son 3.272 los bolivianos legalmente establecidos, superando ya a los colombianos y ecuatorianos, otros pueblos tradicionalmente presentes en la capital andaluza. De nacionalidad colombiana hay censados 2.569, mientras que los ecuatorianos —que emigran en masa a los invernaderos del Levante o Madrid— son 2.890 y los peruanos 1.378. Este sector de la inmigración crece, pero de forma más pausada.
Otros dos polos crecientes de emigración hacia Sevilla son África subsahariana y los países del antiguo bloque comunista europeo. Entre los subsaharianos, destaca la llegada de nigerianos, el país negro que más ciudadanos «envía»; en la capital hay ya censados 1.058. En cuanto al este europeo, los rusos son los extranjeros con mayor presión inmigratoria, pues hay censados casi 900 en la capital andaluza. Los ucranianos son 645, los armenios 191, los búlgaros 171 y los georgianos un centenar.
Eduardo Barba
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