Un año después del comienzo de la crisis, el mercado laboral sigue sufriendo los estragos causados por la Covid-19
- El 14 de marzo se publicaba en el BOE el Real Decreto 463/2020 declarando el estado de alarma para “la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19”.
- Entre el 11 de marzo y el 30 de abril, 950.000 personas perdieron su empleo, y otros 3,4 millones de trabajadores pasaron a una situación de ERTE (la pasada crisis económica, el mercado laboral español tardó 5 años en destruir alrededor de 3,1 millones de empleos, y otros 7 años en recuperarlos).
- En febrero de 2021 había aún 1,3 millones de personas menos trabajando de manera efectiva en España respecto a al mismo periodo del año pasado (400.000 han perdido su trabajo y 900.000 están en situación de ERTE)
- El 80% de esa destrucción de empleo se ha concentrado en 3 sectores: Comercio, Hostelería y Actividades de ocio.
Las medidas de flexibilidad laboral han resultado fundamentales, tanto las de carácter interno como el recurso a los ERTES
- La modalidad de teletrabajo en España pasó de representar el 8,3% en 2019 al 19,1% en el 2T20.
- Más de 3,4 millones de trabajadores a finales de abril de 2020 se beneficiaron de la figura de los ERTE.
- La llegada del frío y de la 2º y 3º olas de la pandemia provocaron que los afectados por un ERTE se incrementen alrededor de un 50% entre octubre de 2020 y febrero de 2021 (manteniéndose en una horquilla entre 600.000 y 900.000).
- También es destacable la gestión de las bajas por incapacidad temporal provocadas por la Covid-19, tanto por contagios como por aislamientos domiciliarios (1,25 y 2,5 millones de bajas en el último año, respectivamente)
- La flexibilidad externa, gracias en particular al recurso de la temporalidad por parte de las empresas, y a la gran gestión de las ETT durante la crisis COVID, ha permitido adaptar su fuerza de trabajo a los imprevisibles cambios en la evolución de la pandemia y de las medidas de restricción, permitiendo anticiparse y responder ágilmente a las fluctuaciones en el comportamiento de la demanda
- La creación de empleo durante el verano vino impulsada por la temporalidad, que logró anotarse evoluciones positivas, al tiempo que el empleo indefinido continuaba contrayéndose
Paradójicamente, las provincias que más empleo han destruido son las que presentan un menor exceso de mortalidad durante los últimos 12 meses. De hecho, los territorios donde mayor empleo se ha destruido (vinculados al turismo sobre todo), son los que menor impacto sanitario han registrado.
Valoración ASEMPLEO
El balance de estos doce meses para el mercado laboral es negativo y supone un nuevo retroceso en la superación de nuestros problemas de empleo. No obstante, el golpe es moderado si se compara con la caída del PIB y la experiencia de una economía atenazada por el riesgo sanitario deja muestras de resiliencia y algunas lecciones útiles para el futuro.
Aunque la actividad ha ido de menos a más, desde un enero muy flojo hasta un marzo más dinámico, el trimestre que acabamos de terminar ha sido negativo para el mercado de trabajo. El segundo trimestre marcará la reanudación de la recuperación de la economía, gracias a la aceleración del ritmo de vacunación. De acuerdo a los datos sobre el suministro difundidos por la Comisión Europea, y tomando en cuenta la diligencia observada por las CCAA en la administración de las dosis, estimamos que a finales de junio el 77% de la población española habrá recibido al menos una dosis y el 41% tendrá ya la pauta completa. Con estas cifras, el inicio del verano puede coincidir con un grado de inmunización que permita relajar de manera gradual las restricciones y acercarse más al nivel de actividad previo a la pandemia.
No obstante, la recuperación del PIB no resolverá de golpe los problemas pendientes en el mercado de trabajo, empezando por la reabsorción de los trabajadores en ERTE, concentrados en los sectores que más dependen del turismo. Cuando se reactive la demanda de trabajo será el momento de impulsar mecanismos que faciliten la movilidad sectorial y geográfica, así como la recualificación de trabajadores que no puedan mantener sus ocupaciones previas.
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