El Banco de España constata que el umbral de crecimiento del PIB a partir del cual se crea empleo en España se habría reducido hasta algo por debajo del 1% en la actual fase expansiva, en parte por los cambios legislativos introducidos en el mercado laboral por la reforma del PP de 2012, que contribuirán a atenuar las pérdidas de puestos de trabajo en eventuales recesiones.
Así lo señala el supervisor en un análisis en el que apunta que esta relación «no es constante en el tiempo» y «varía de forma apreciable en función de la fase del ciclo económico». No obstante, sus estimaciones reflejan que el umbral de crecimiento del PIB a partir del cual se crea empleo se habría reducido ligeramente en el período más reciente, hasta situarse algo por debajo del 1%, si bien matiza que sería necesario esperar a tener una fase cíclica completa para poder asegurar que estos valores son diferentes.
A este respecto, explica que el hecho de que el empleo esté comportándose de una forma «comparativamente algo más dinámica» en la fase expansiva actual podría obedecer a factores de naturaleza muy diversa, como las diferencias entre las dos fases expansivas analizadas y los posibles efectos derivados de la intensa destrucción de empleo en la crisis, por ejemplo por la pérdida de cualificaciones, y la reducción asociada de productividad, de aquellos trabajadores que permanecieron durante mucho tiempo en situación de desempleo.
La importancia de los cambios legislativos
Según el Banco de España, un factor adicional podrían ser los cambios legislativos introducidos en el mercado laboral durante los primeros años de esta década, que «desarrolló mecanismos tendentes a favorecer que el ajuste en el mercado de trabajo en la fase baja del ciclo recaiga en mayor medida que hasta ahora sobre variables distintas del propio empleo».
Esto «debería contribuir a atenuar las pérdidas de puestos de trabajo en el momento en que eventualmente la economía pudiera entrar en un período recesivo, de forma similar a como suele observarse en otras economías», afirma el supervisor, que matiza que este no es el escenario central contemplado para los próximos años, en los que «se prevé una prolongación de la fase expansiva, con ritmos de crecimiento de la ocupación no muy alejados de los del producto».
Por ello, apunta que es «prematuro valorar de qué modo tales medidas habrían podido alterar la relación entre empleo y PIB». Las últimas reformas laborales aprobadas en España se produjeron en 2010 por parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y en 2012 por el de Mariano Rajoy (PP), si bien el Gobierno de Pedro Sánchez con el acuerdo PSOE- Podemos, ya ha avanzado su intención de derogar los aspectos más lesivos de la reforma del PP y aprobar un nuevo Estatuto de los Trabajadores.
El supervisor constata variaciones en la relación entre el crecimiento del PIB y el del empleo en función de la fase del ciclo económico. Así, en la fase entre 1995 y 2008 las alzas en el nivel de empleo fueron algo inferiores a los registrados por el PIB, lo que se tradujo en un aumento del 0,5% anual en promedio de la productividad aparente del factor trabajo.
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