Viresh Prashar nació en Nairobi, pero su familia, de origen indio, se mudó a Estados Unidos cuando era muy pequeño. De niño, le maravillaba poder hablar por teléfono con los tíos y primos que tenía en un pueblo pequeño de India. Igual de asombrado se quedó más tarde, cuando apareció Skype y pudo conversar con ellos como si estuvieran en su habitación.
“Vi cómo las telecomunicaciones unían el mundo y lo hacían más pequeño”, recuerda Prashar. Así fue como nació una pasión por las tecnologías de comunicación que lo llevó a dedicarse profesionalmente a ello. Trabajó para Oracle durante diez años, además de para varias startups, entre ellas Sling Media, pionera en el streaming de vídeo en Internet.
Decidido a combinar empresa y finalidad social, se embarcó en su propio viaje emprendedor. Trabajó con pequeñas empresas tecnológicas en todo el mundo, ayudándolas a entrar en nuevos mercados.
Por el camino, descubrió un denominador común: “Vayas donde vayas, se trata de las personas; de desarrollarlas y motivarlas. Es la gente la que mueve el mundo”.
Armado con esa enseñanza, en 2017, Prashar cofundó Fruitfal, una plataforma online que elimina intermediarios al conectar directamente a agricultores y comercios. Hoy, la empresa tiene unos veinte empleados en Nueva Delhi.
“Mi familia, tanto por parte de padre como de madre, eran agricultores”, cuenta Prashar. “En India, los agricultores lo pasan mal, por lo que se nos ocurrió la idea de crear una empresa con ánimo de lucro, pero con impacto social”.
“India tiene 160 millones de hectáreas cultivables y 100 millones de pequeños agricultores. Es decir, estos últimos tienen un promedio de menos de dos hectáreas para subsistir. Una dificultad insalvable a la que hay que añadir la escasa transparencia de los mercados agrícolas”, se lamenta Prashar.
Vayas donde vayas, se trata de las personas; de desarrollarlas y motivarlas. Es la gente la que mueve el mundo.
Además, “el 95% del comercio minorista del país lo conforman entre 12 y 14 millones de pequeños negocios y microempresas. Usamos la tecnología para organizarlos en una única plataforma a través de la cual los agricultores pueden acceder al mercado y obtener un mejor precio, ya que no hay intermediarios”, explica Prashar.
Por otro lado, la clase media crece rápidamente, con lo que ha aumentado la demanda de consumidores y familias que quieren saber de dónde son las frutas y verduras que consumen, cómo se manipulan y qué trato reciben los agricultores. “Se está desarrollando una visión ética del consumo”, apunta Prashar. “Como la mayoría de los indios son vegetarianos, vimos una gran oportunidad”.
Vientos de cambio
Fruitfal cubre una necesidad importante en un país donde no hay grandes supermercados, a diferencia de Europa y Estados Unidos. De hecho, casi todos los productos frescos se venden en colmados familiares.
Según Prashar, el comercio de frutas y verduras en India sigue operando con un sistema ancestral; los pequeños agricultores no disponen de información del mercado y dependen de los comerciantes locales, que se suelen aprovechar de ellos. “Nuestra tecnología permite el flujo libre de información, les ayuda a obtener mejores precios y los conecta con mercados de confianza”, asegura.
A bote pronto, no parece que una solución de alta tecnología –basada en una app, un sistema propio y la nube– sea la mejor forma de llegar a los pequeños agricultores, pero los indios, aclara Prashar, “tienen muchas ganas de usar nuevas tecnologías, de acceder a la información y estar conectados”.
Hay más de 300 millones de usuarios de smartphones en India, una cifra que, según las previsiones, se doblará en los próximos tres o cinco años. “Con 600 millones de dispositivos conectados, ya tienes la infraestructura y los elementos básicos para empezar a explotar los flujos de información”, explica.
Nuestra tecnología permite el flujo libre de información, ayuda a los agricultores a obtener mejores precios y los conecta con mercados de confianza.
Aunque las relaciones comerciales establecidas siguen siendo fuertes, Prashar vaticina que la tecnología abrirá paso a una disrupción del mercado de frutas y verduras.
Un impacto masivo
El momento no puede ser más propicio. “La agricultura representa entre el 60% y el 70% del empleo del país y el 20% del PIB, un porcentaje enorme”.
“El consumo de productos frescos mueve 100.000 millones de dólares al año. Es un mercado masivo en el que un aumento de la eficiencia, por pequeño que sea, puede mejorar la vida de muchas personas. Las familias rurales tienen de media entre cuatro y cinco miembros, así que hablamos de un impacto potencial de 500 millones de personas”, afirma.
Fruitfal, que ya trabaja con más de 10.000 agricultores, ha despertado el interés de grandes organizaciones como el Banco Mundial y la Syngenta Foundation.
“Los agricultores viven en un mundo de incertidumbre en el que primero han de invertir en la cosecha y después en el transporte, para luego llegar al mercado sin saber cuánto van a vender ni a qué precio”, concluye Prashar. “Hay un desajuste inmenso entre el conocimiento de la demanda y qué oferta debe haber. Esa es la brecha que estamos acortando. Estamos cambiando la dinámica del mercado”.
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