Cerca de 3.2 millones de jóvenes, que hacen parte de los estratos 1 y 2 en las ciudades de Colombia, enfrentan precariedad laboral, de acuerdo con un estudio realizado por el Gobierno de Canadá y la ONG de desarrollo Cuso International sobre la incursión al mercado de trabajo por parte de la juventud urbana de estratos bajos.
Este hallazgo se identificó a partir del Índice de Precariedad Laboral incluido en el estudio, el cual fue construido con los datos de la Gran Encuesta Integrada – GEIH del DANE del segundo trimestre de 2017. Esta herramienta evaluó dimensiones como los ingresos, el tipo de relación laboral, la estabilidad, la protección frente al desempleo, la protección social en sus ámbitos de salud, así como las pensiones y riesgos laborales. También, tiene en cuenta el número de horas laboradas.
De acuerdo con Cuso International, la precariedad laboral es una situación crítica para la juventud colombiana de estratos 1 y 2, pues esta situación no solo se le niega el derecho al trabajo, sino también al derecho a la salud, la educación, la vivienda digna, la protección social y otros derechos fundamentales para el ejercicio pleno de la ciudadanía.
«Se trata de una situación preocupante para la juventud colombiana, pues la precariedad laboral impacta sus condiciones de vida actuales y futuras, al tiempo que los aboca a permanecer en una situación de pobreza durante toda su vida», aseveró Alejandro Matos, Director de Cuso International en Colombia.
De hecho, el Social Progress Index 2018, publicado por la organización sin ánimo de lucro Social Progress Imperative, señala que Colombia es uno de los países que tiene más camino por recorrer para disminuir la precariedad laboral de su población, dado que ocupa la posición 100, sobre 146 naciones.
Según Matos, Colombia podrá dar pasos para erradicar este fenómeno, cuando logre una mayor garantía de un trabajo digno y decente para la juventud colombiana, especialmente de aquellos y aquellas que viven en situación de pobreza.
¿Cuándo los jóvenes son menos afectados por la precariedad laboral?
Con base en este índice, el estudio señala que la educación media es un factor determinante para que un joven en situación de pobreza pueda acceder a mejores oportunidades laborales. Si logra obtener un título de bachillerato, multiplica por tres sus posibilidades de tener un trabajo no precario.
Vivir en una ciudad grande también influye en la consecución del empleo. Cuando los jóvenes en situación de pobreza residen en ciudades grandes, la posibilidad de lograr vinculaciones laborales no precarias se multiplica por 1.8 veces.
En cuanto al género, la investigación arrojó que las mujeres jóvenes urbanas de estratos bajos que se desempeñan en sectores como los servicios (ventas, servicios domésticos, aseo, etc.) y de comercio, hoteles y restaurantes deben hacerle frente a mayores riesgos de precariedad laboral que los que encaran los hombres.
De cara a estos factores que inciden en el acceso a un trabajo digno y decente, el estudio recomienda que el Gobierno Nacional impulse iniciativas que permitan ampliar el nivel educativo y formación de los jóvenes en situación de pobreza. También, de políticas que permitan la interacción entre el sector público, privado y la sociedad civil, para que se aborden posibles soluciones al problema de la precariedad laboral y se logre una conexión entre oferta y demanda laboral.
Hallazgos clave del estudio:
Sobre la situación laboral de los jóvenes de estratos 1 y 2:
El desempleo afecta al 19.4% de los jóvenes de estratos 1 y 2, frente al 11.7% de los jóvenes de estratos 4, 5 y 6 y al 10.2% del total de la población de las ciudades. Vale la pena destacar que este indicador para las mujeres es de 25.9%.
El subempleo, como aproximación de la subutilización de la capacidad productiva de la población ocupada, afecta 37% para los jóvenes urbanos más pobres, 24% para los de estratos 4, 5 y 6 y 28% para la población urbana en general.
Por otro lado, la informalidad de los jóvenes más pobres prácticamente duplica la de los jóvenes de estratos 4, 5 y 6: 61.6% frente a 31.6%, respectivamente.
Sobre la precariedad laboral de los jóvenes de estratos 1 y 2:
Sólo 13.9% de los jóvenes que viven en situación de pobreza tienen vinculaciones laborales no precarias, mientras que 86.1% enfrenta algún grado de precariedad.
Sobre la influencia de la educación en la consecución de un empleo:
Un título de bachiller multiplica por 3 las posibilidades de tener un trabajo no precario para un joven de estratos bajos.
Un título de tecnológo/técnico multiplica por 2.9 las posibilidades de tener un trabajo no precario para un joven de estratos bajos.
Un título de universitario multiplica por 1.7 las posibilidades de tener un trabajo no precario para un joven de estratos bajos.
Un título de posgrado multiplica por 1.8 las posibilidades de tener un trabajo no precario.
Sobre la intención de cambiar de trabajo:
El porcentaje de población activa joven que desea cambiar su trabajo porque quiere mejorar el uso de sus competencias, mejorar sus ingresos o que desea trabajar más horas oscila entre 37% en el caso de los jóvenes de estrato más bajo y 24% en los estratos más altos.
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