Los últimos datos presentados por el Servicio Público de Empleo Estatal permiten realizar una radiografía del mercado laboral en los tres primeros trimestres de 2018. A estas alturas, parece ya evidente que asistimos a una desaceleración de empleo que se mantendrá hasta finales de año.
Sin embargo, esta ralentización no está afectando con la misma intensidad a todos los sectores de la población. Si bien las personas con discapacidad no han quedado exentas de la misma, su contratación se ha incrementado a un ritmo superior al general. Así, entre enero y septiembre de 2018 han firmado 87.073 contratos, un 5,2% más que en el mismo periodo que el año anterior (aunque inferior al crecimiento registrado entre 2016 y 2017, del 13%). Este porcentaje del 5,2% es superior al incremento de la contratación general, que ha crecido un 2,9% en los tres primeros trimestres del año.
Entre las causas que subyacen a esta realidad destaca el paulatino, aunque creciente, cambio de mentalidad por parte de las empresas, que empiezan a apostar por la Diversidad y las políticas de inclusión como palanca de competitividad. Todo ello, unido a factores como el desarrollo de la tecnología inclusiva o las adaptaciones tecnológicas, posibilita el acceso de las personas con discapacidad a puestos de trabajo a los que antes no tenían acceso.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “el mercado laboral se comporta de forma positiva en lo que respecta al empleo de las personas con discapacidad, pero aún quedan grandes retos por delante. El primero es la mayor penetración de las personas con discapacidad en el empleo ordinario, pues el 71% de los contratos siguen firmándose en el ámbito protegido. Los Centros Especiales de Empleo (CEE) cumplen una importantísima misión social, constituyendo una solución que favorece la empleabilidad y el empoderamiento de las personas con discapacidad,pero muchas veces se olvida el carácter transitorio que marca la ley y el hecho de que la empresa ordinaria representa el máximo exponente de inclusión sociolaboral. Sin embargo, aún existen obstáculos como la sobreprotección o el desconocimiento que conducen a las personas con discapacidad al empleo protegido como única opción”.
Además, Mesonero no olvida la importancia de seguir apoyando a las personas con discapacidad en su acceso al empleo: “son todavía muchas las que podrían trabajar y no lo hacen; además, es crucial garantizar que su contratación no obedece exclusivamente a la coyuntura del momento, sino que es extensible y sostenible en cualquier ciclo económico”
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