El coste por hora trabajada bajó el 2 % en el segundo trimestre del año respecto al mismo periodo de 2017, un retroceso que está relacionado con el mayor número de horas trabajadas, ya que el año pasado la Semana Santa cayó en abril mientras que éste se celebró en marzo.
Según el índice de coste laboral armonizado (ICLA) que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), el coste por hora trabajada rompe la tendencia de los últimos cuatro trimestres en los que había registrado incrementos.
Una vez eliminados los efectos estacionales y de calendario, la variación anual del coste por hora fue del 0,9 %, de forma que suma ya seis trimestres consecutivos de aumentos.
Con respecto al primer trimestre del año, el coste por hora trabajada creció el 2,5 %, debido al mayor peso de las pagas extraordinarias y atrasos en el segundo trimestre respecto al primero, así como por la Semana Santa.
Si se eliminan los efectos estacionales y de calendario, la variación trimestral del coste por hora entre abril y junio fue del 0,1 %.
Por componentes del coste, el salarial registró un descenso interanual del 2,1 % en el segundo trimestre del año (la mayor caída desde el primer trimestre de 2017), mientras que otros costes disminuyeron el 1,5 %.
Por actividad y teniendo en cuenta la serie original, las secciones que registraron los mayores incrementos anuales del coste por hora trabajada en el segundo trimestre fueron suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado (3,3 %), actividades financieras y de seguros (2,3 %) y hostelería (1,7 %):
Por el contrario, los mayores descensos se dieron en las industrias extractivas (8,9 %), educación (7,6 %) y actividades sanitarias y de servicios sociales (3,9 %).
Respecto al coste salarial, son los sectores del suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado (4,6 %) los que mayor incremento experimentaron, mientras que los mayores descensos se contabilizaron en la educación (8,1 %).
El principal objetivo del ICLA (que mide el coste laboral por hora trabajada manteniendo constante la estructura por ramas de actividad) es proporcionar una medida común, comparable y oportuna de los costes laborales para toda la Unión Europea que permita un seguimiento de su evolución.
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