El 74 por ciento de los jóvenes discapacitados omiten su condición en currículum y entrevistas –cuando ésta no es visible–, según revela un informe elaborado por Fundación Adecco y JYSK para analizar la situación laboral de los desempleados jóvenes y con discapacidad.
Asimismo, el documento, que basa sus conclusiones en una encuesta realizada a 300 jóvenes con discapacidad menores de 30 años, subraya que el 65 por ciento de jóvenes con discapacidad cree que tener un certificado de discapacidad «es un obstáculo» para encontrar trabajo; mientras que el 23 por ciento considera que la situación económica afecta a todos por igual a la hora de acceder a un empleo; y un 12 por ciento cree que la discapacidad beneficia en los procesos de selección.
En este sentido, la Fundación Adecco ha recordado que, según los últimos datos de la EPA, el 62 por ciento de los jóvenes con discapacidad se encuentra en situación de desempleo, situándose diez puntos porcentuales por encima del resto de jóvenes, entre los que la tasa de desempleo es del 52 por ciento.
FUTURO PROFESIONAL Y LA FALTA DE FORMACIÓN
Por otro lado, un 80 por ciento de jóvenes con discapacidad encuestados señala que su intención es trabajar en una empresa ordinaria –en un entorno normalizado y no protegido– que le permita desempeñar sus habilidades y competencias «como cualquier otro trabajador», frente a un 15 por ciento que prefiere acceder a un empleo con apoyo en Centro Especial de Empleo; seguido de un 5 por ciento que prefiere desarrollarse profesionalmente en un Centro Ocupacional (empleo asistencial y protegido).
El informe subraya también la importancia de la formación de los jóvenes con discapacidad a la hora de conseguir un empleo. En este sentido, pone de manifiesto que el nivel de estudios de los jóvenes con discapacidad se sitúa por detrás del resto de sus contemporáneos, pues un 23 por ciento de estos jóvenes tiene estudios universitarios, frente al 13 por ciento de los que padecen alguna discapacidad.
Aquellos que han accedido a la universidad se dividen entre los que estudian de forma presencial (un 60 por ciento) y los que se acogen a la modalidad a distancia (un 40 por ciento). En este punto, el 35 por ciento de los encuestados declara haber encontrado barreras en su entorno formativo, entre las que destacan la falta de sensibilización y de costumbre del equipo universitario a tratar con personas con discapacidad (44 por ciento); la falta de adaptaciones en las aulas (40,7 por ciento) y las dificultades para acceder al centro debido a la insuficiente accesibilidad (11,1 por ciento).
El director general de Fundación Adecco, Francisco Mesonero, ha lamentado que en la actualidad siguen encontrándose con jóvenes con discapacidad que tienen competencias para estudiar pero deciden no hacerlo, «debido a factores como la falta de confianza o la sobreprotección familiar». «Ello merma sus oportunidades laborales y, en ocasiones, puede llegar a reforzar el estereotipo que asocia a la persona con discapacidad con puestos de escasa cualificación y responsabilidad», ha apuntado.
En este sentido, una de las conclusiones de la encuesta realizada por Fundación Adecco recoge que «la plena integración de las personas con discapacidad sólo puede alcanzarse si ésta se extiende a todos los ámbitos y esferas de la vida social, económica y cultural» y subraya que uno de los ámbitos más importantes es el entorno educativo.
Para Francisco Mesonero la «universidad representa la plenitud de la etapa formativa de cualquier persona y, por tanto, alcanzar la igualdad real pasa por normalizar la presencia de personas con discapacidad en este entorno». Sin embargo, ha recordado que, según el último informe realizado por Fundación Universia, los universitarios con discapacidad representan solamente un 1,3 por ciento.
Para lograr una inclusión real, 6 de cada 10 jóvenes con discapacidad considera que el principal mecanismo para promover su inserción al mercado laboral pasa por «sensibilizar a las empresas»; seguido de un 20 por ciento que cree que es necesario dotar a las personas con discapacidad de una orientación laboral individualizada. Mientras, un 11 por ciento opina que la mejor solución pasa por promover campañas de sensibilización y un 8 por ciento apuesta por la inclusión de la discapacidad en la educación.
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