España ha perdido dos puestos en el ránking mundial de competitividad publicado hoy por el Foro Económico Mundial al situarse en el trigésimo cuarto lugar de 137 países, arrastrado principalmente por el mercado laboral, el entorno macroeconómico y la innovación, donde ha perdido posiciones.
El informe Competitividad Global 2017-2018 revela que España ha podido aún así mejorar su puntuación general, al lograr 4,70 puntos este año frente a los 4,68 de 2016.
Para el Foro Económico Mundial, dirigido por el alemán Klaus Schwab, el hecho de que España baje dos escalones en el ránking mundial y a la vez consiga aumentar su puntuación global, sugiere que otras naciones mejoran más rápidamente su competitividad.
El ránking de los diez países más competitivos lo encabeza por noveno año consecutivo Suiza, seguida de EEUU, que sube una posición desplazando a Singapur al tercer puesto.
Países adelantados
Holanda y Alemania se mantienen en el cuarto y quinto puesto, respectivamente, por delante de Hong Kong, que es el gran ganador este año al mejorar tres posiciones. Suecia baja un puesto hasta el séptimo lugar, al igual que el Reino Unido y Japón, los dos siguientes en el ránking, en tanto que Finlandia se mantiene firme en el décimo puesto.
En su análisis sobre Europa, los expertos del Foro Económico Mundial consideran que «no parece haber demasiados indicios de mejora para abordar la división norte-sur de la región».
Ello queda evidenciado por los puestos que ocupan España, Italia (43) o Grecia (87) frente a los líderes Holanda, Alemania o Suecia, aunque Portugal ha subido cuatro puestos hasta el 42.
«Las tendencias generales de la última década han reflejado mejoras en ciertos aspectos de los ecosistemas de innovación de Europa, pero también un preocupante deterioro en importantes indicadores en materia de educación», señalan los economistas.
A nivel global, los expertos del Foro sostienen que diez años después de la crisis financiera mundial las economías siguen corriendo el riesgo de sufrir nuevos impactos y no están preparadas para la próxima oleada de innovación y automatización.
España se sitúa en la primera parte de la mitad del ránking global, por detrás de economías como Chile, Tailandia, la República Checa, Arabia Saudí, Estonia, Islandia, China, Corea del Sur, Catar, Irlanda, Malasia, Francia, Australia, Bélgica, Luxemburgo, Austria, los Emiratos Árabes Unidos, Israel, Taiwán, Canadá, Nueva Zelanda, Dinamarca y Noruega.
La economista del Foro Económico Mundial Silja Baller señaló a Efe que España se ha mantenido relativamente estable entre los puestos 32 y 36 desde 2012.
Los factores más problemáticos para hacer negocios en España es una burocracia ineficaz, los impuestos, unas regulaciones laborales restrictivas, la insuficiente capacidad de innovar y el acceso a financiación, según una encuesta efectuada a ejecutivos.
En el índice de competitividad global, España saca buenas notas en el pilar de las infraestructuras (décimo segundo), el tamaño del mercado (17) y en la educación superior y la formación (28), ya que en este último capítulo ha subido tres puestos.
La sofisticación empresarial se coloca con el puesto 29, aunque sin escalar posiciones. Según Baller, también se ve alguna mejora en el indicador de desarrollo de los mercados financieros, donde ha subido tres puestos, pero dentro de ese apartado la solidez de los bancos ha empeorado siete puntos.
El análisis dedicado a España revela además flaquezas en el entorno macroeconómico, donde pierde principalmente por el déficit y la deuda cuatro puntos hasta el puesto 90 pese a los ajustes acometidos en los últimos años.
Otro reto de España es mejorar la eficacia del mercado laboral, donde baja una posición, hasta el puesto 70.
En este capítulo destaca especialmente el puesto 115 en las prácticas de contratación y despido.
Baller destacó además «el ligero descenso» en la puntuación española en materia de innovación, si bien medido en puestos pierde cuatro enteros y ocupa ahora el cuadragésimo segundo lugar.
Con este puesto el país se sitúa por detrás de las importantes economías en Europa, según el Foro Económico Mundial.
Según dijo la experta a Efe, en este capítulo «sería bueno dar un impulso extra a la contratación pública de tecnología avanzada, la disponibilidad de científicos e ingenieros y la colaboración entre la universidad y la industria» en investigación y desarrollo.
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